Transporte: macana y ley

Danilo ha prometido, lo ha colocado como una de sus grandes prioridades, el principio del fin del problema del transporte, y lo hace con un plan que por ambicioso luce inaplicable, porque propone la conversión de los sindicatos de las mafias de transportistas en empresas privadas, que los choferes pasen a ser empleados con derechos laborales y que el Estado controle las rutas, que estarían abiertas a la inversión privada. Tanta belleza sin que se ejerza el poder coercitivo del Estado jamás podrá cumplirse, pero hay que apoyar la buena intención y hasta la buena fe del mandatario porque, como sentenció Ovidio, la fe se prueba únicamente en el tiempo de la adversidad. Además de que no habrá un verdadero despegue institucional sin resolver antes los problemas del transporte y eléctrico.

Nelson Rodríguez