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Pretensiones y falacias sobre el Estado

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Pretensiones y falacias sobre el Estado

En el año 1997, durante el primer aniversario de las reformas del Estado, el presidente Leonel Fernández nos anunciaba la superación del Estado empresarial, en presencia de ex presidentes latinoamericanos y destacados funcionarios internacionales que participaban en el "Foro Latinoamericano de Reflexión sobre los retos que el Estado debe enfrentar en un mundo cambiante".

Partiendo del momento en que se iniciaron las reformas en Dominicana, decía Fernández, estas "tropezaron con un conflicto: el problema de la relación del Estado con la economía". Discusión en boga en el Banco Mundial que había producido el informe titulado "El Estado en un Mundo de Transformación" 1997, donde se admitía que las reformas de la segunda generación habían fracasado. "Han fracasado los intentos de desarrollo basados en el protagonismo de Estado, pero también fracasaran los que se quieren realizar a sus espaldas. Sin un Estado eficaz el desarrollo es imposible", rezaba el informe.

Preguntándose, para entonces el ex presidente Fernández, "queremos un Estado interventor, o un Estado ahora llamado neoliberal". Argumentado que ante este dilema, "los dominicanos han recurrido al debate interno" que según él, ayuda a "reducir el componente ideológico" y nos decía que ellos, habían acabado con la matriz Estado céntrica donde el Estado empresario, regulador, subsidiador y empleador había desaparecido.

En su ponencia Fernández pretendía hablar del pasado: "el Estado dominicano había sido populista, interventor y empresario, por igual" debido a las empresas que heredó del dictador y que conformaron tras su muerte la Corporación de Empresas Estatales (CORDE). Creyendo Fernández que la primera reforma y modernización del Estado comenzada en el 1996, "debía garantizar que este se despojara de su condición de empresario."

Pretendiendo dejar atrás el caudillismo y autoritarismo, ya que "Ello se logró mediante la ley de capitalización de empresas públicas, que ofrece la promulgación y puesta en práctica de esta ley, así como la integración de la Comisión de Reforma y capitalización de las empresas públicas, esto resolvió el primer dilema que se planteaba en la reforma y modernización: despojarse de la condición de Estado empresarial", lo que no dejaba de ser una pretensión más del ex mandatario, que continuaba interrogándose sobre la capacidad de intervención del Estado. ¿Debe el Estado intervenir en la regulación de la economía nacional? Para responderse - "nosotros decidimos no eliminar por completo el rol de este en la regulación de la economía y de la vida social en RD, sino establecer una acción combinada de mercado y Estado" a ese modelo le llamaron "modelo de economía social de mercado"

¿Podría ser este el inicio del desmonte del Estado?

Las declaraciones hechas por Fernández en la ponencia citada fueron reforzadas por los subsiguientes 15 años de reforma y modernización del Estado, en los cuales se llevaron a cabo diversos programas y proyectos, auspiciados por Unión Europea (37.6 millones de euros y 2,7 millones de euros), y un préstamo del BID, reembolsable de US$ 28, 752,446, sin contar otras muchas ayudas bilaterales, junto a los presupuestos asignados al organismo de reforma, que comenzaron por RD$21 millones para terminar con RD$100 millones al año.

Declarándose al cierre del proyecto BID- Pro Reforma, en abril del 2009, "hemos seguido una lógica de política de Estado, en dirección hacia un Estado inteligente, eficiente, moderno, transparente, solidario, previsor y orientado a servir al ciudadano".

Ante todo esto tenemos que preguntarnos entonces qué es realmente lo que ha pasado y viene pasando con el Estado, pues los analista y estudiosos incluso extranjeros califican el Estado dominicano de "fallido" "ineficaz" "autoritario" "inoperante", "corrupto" "clientelar" "patrimonialista" "hipertrofiado", "macro encefálico", " empresarial" "desinstitucionalizado," "humillante" "narco Estado" y ahora "obstáculo", lo que parece indicar que el Estado no ha podido despojarse de nada de lo que trae del pasado y durante todos estos años de pretendidas reformas y falacias, el Estado ha venido jugando otros roles, aun no estudiados, como señala el editorial del Diario libre de fecha 3 de enero bajo el titulo "Obstáculo al Desarrollo", partiendo de que los Estados en Latinoamérica "están bajo la doctrina liberal democrática", o neoliberal como el mismo Fernández pregonaba, siendo el rol del Estado de control y supervisión, de árbitro entre los intereses económicos y los reclamos de la sociedad.

Pero parece, que no ha sido así, como destaca el editorialista "(…) el estado se ha convertido en un obstáculo para el desarrollo del capitalismo en el país. Por eso, su control se ha convertido en algo tan absolutamente indispensable para los grupos que desean hacer dinero fácil y rápidamente, porque dentro de las características de este Estado "renovado" existe otra condición, la formalidad, consolidada en otros países de la región. Tal como plantea Ramírez (2009) "un legalismo extremo, (aplicable a los que no están dentro de los grupos) cuya contracara es la posibilidad de quiebre y evasión permanente de las reglas a través de mecanismos de corrupción".

Lo que indica que las reformas han sido de formas pero no de fondo, porque para dar resultados se necesita de un Estado eficaz, el mismo que Fernández habló de modernizar en sus discursos de Juramentación del 1996, 2004 y 2008, prometiendo una administración pública donde la incorporación de tecnología, manejos de técnicas gerenciales, capacitación de personal facilitaran "el propósito de afianzar la institucionalidad del Estado y generar confianza en la ciudadanía".

El Estado parece estar secuestrado en manos de esos grupos, de los cuales habla el editorial del Diario Libre, porque es la presencia y conformación de esos nuevos grupos empresariales emergentes, lo que le está dando nuevas especificidades al modelo de Estado que se viene construyendo, donde todas las categorías de la dictadura están vigentes y la noción Estado céntrica aparece al servicio de esos grupos en cuestión. Para lo cual es pertinente el llamado que se hace a las organizaciones empresariales, ampliado a las organizaciones de la sociedad civil, a los partidos, centro de investigaciones, universidades etc.: es hora de empezar un debate qué nos conduzca a investigar sobre las nuevas características del Estado dominicano y al servicio de quién se encuentra, pues a simple vista pareciera que no es del pueblo.