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Sobre Loma Miranda

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Sobre Loma Miranda

En un artículo publicado el pasado 2 de noviembre, titulado "Mirando a Miranda", el Dr. Ramón Canela Escaño intima a un grupo de personas, entre las cuales me encuentro, a pronunciarse sobre el caso de Loma Miranda.

El Dr. Canela tiene credenciales para hacerlo: por propia convicción; por ser sobrino de Miguel Canela Lázaro, uno de los precursores en la lucha por la preservación de los recursos naturales, a quien acompañó siendo aún muy joven en sus recorridos por el espinazo herido de nuestras cordilleras; y también por mandato de la amistad que nos une.

Respondo así a su llamado, a pesar de que no soy experto en la materia y sólo puedo aportar capacidad de asombro y la curiosidad por todo lo que afecte el destino de nuestro suelo.

No se trata únicamente de Loma Miranda. Es el país el que se encuentra en riesgo de caer en el abismo de la pérdida de sus valiosos recursos ecológicos. Es la isla entera, por Dios.

Empezando por el lomo de las montañas socavadas por la explotación sin provecho para una patria inerte encallecida, y siguiendo por los ríos que menguan su caudal devastados por la tumba y quema que no cesa; continuando con las aglomeraciones urbanas que convierten el terreno que habitan en campos de putrefacción de sólidos, y llegando hasta las tierras más fértiles que se desparraman a velocidad de vértigo hacia los mares ya plomizos por la indolencia humana.

Faltan instituciones y desarrollo humano. Eso es todo.

Es rigurosamente cierto que la riqueza minera ha sido entregada para que sea explotada sin conexión alguna con un proyecto de nación, y sin que haga diferencia que los que excavan las troneras sean extranjeros o criollos, entes privados o públicos, pues el resultado es siempre el mismo: quedan mendrugos para el colectivo, y es mucho lo que se extrae para acrecentar el peculio, ya hinchado, de algunos o el clientelismo abultado de otros.

Un venezolano ilustre, Arturo Uslar Pietri, planteó allá por 1936, que Venezuela debía sembrar el petróleo, en vez de usarlo para pagar importaciones de bienes de consumo. Quería decir que los recursos no renovables sólo deben usarse para aumentar el capital nacional, ampliando la capacidad de producción de bienes y servicios, y como palanca que facilite a la población salir de la pobreza. De lo contrario, es preferible dejar que duerman el sueño profundo hasta que sean estremecidos por el toque a rebato de la trompeta que llama a labrar el desarrollo.

Lo que atisbó Uslar Pietri era válido ayer, y sigue siéndolo hoy para esta tierra quisqueyana.

La verdad es que no ha habido propósito deliberado de utilizar la riqueza minera para transformar. El producto de estos recursos nadie sabe en qué se utiliza. Y no es lo mismo pagar importaciones con divisas generadas por la explotación de recursos renovables, que hacerlo agotando la reserva que la naturaleza acumuló en un proceso que tardó milenios en conformarse.

Tampoco ha habido fortaleza institucional para impedir, por ejemplo, que un contrato elaborado con el propósito de obtener participación justa en la explotación del oro, fuese modificado con el consentimiento de los poderes públicos legítimos, y que se empeoraran sus términos en detrimento de los intereses de todos. Y a nadie se ha pedido cuenta por tan grosero entuerto.

Y ahora surge el intento de explotar a Loma Miranda. Pero, ¿para qué? ¿En que nos beneficia intervenir ese templo de la naturaleza? Y en esto no valen las promesas de regeneración forestal, pues es mucho lo que se entrega de inmediato, a cambio de recibir tan poco y en promesa futura.

Loma Miranda merece seguir mostrando con orgullo sus crestas enhiestas, su dotación de ríos y arroyos, su flora y fauna, en la seguridad de que su preservación representa mucho más al interés de todos que su explotación, por lo menos hasta que hayamos aprendido como pueblo a hacer un uso más apropiado de los recursos no renovables.

Quede ahí, pues, Loma Miranda, excluida de la profanación, y cuidemos que jamás muestre con impudicia sus fértiles entrañas, salvo cuando fuese para encabezar la marcha por el fortalecimiento de la consciencia de nuestro pueblo mediante un compromiso firme con el desarrollo.

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