Muñoz Molina, premio Príncipe de Asturias

SANTO DOMINGO. "Puedo inventar ahora, impunemente, para mi propia ternura y nostalgia, uno o dos recuerdos falsos pero verosímiles, no más arbitrarios, sólo ahora lo sé, que los que de verdad me pertenecen", son líneas memorables de la novela "El Jinete Polaco", de Antonio Muñoz Molina el escritor español, de 57 años, que acaba de ser reconocido ayer con el Premio Príncipe de Asturias de las Letras.

El fragmento resulta revelador de una especie de juego con el espejo y la verdad, que es decir, la invención, que en buena lid, puede ser falsedad. Aunque la verdad monda y lironda es que el hecho del premio ha regocijado a sus lectores desde Santo Domingo a Moscú, pasando por New York -donde fue director del Instituto Cervantes- y Varsovia, Lisboa, claro está ("El invierno en Lisboa") y Tokio.

Muñoz Molina recupera el pasado, a través del relato ficcionado con una profundidad, pero comenzó su andadura como periodista, y su primer libro fue de artículos, un vicio que no ha dejado de practicar en periódicos como El País. Pero su principal vocación es ficcionar su realidad, la de su país, la historia española y de otras partes del mundo, en una vocación universal, casi sin proponérselo.

No sería raro que el autor de "Beltenebros" (llevada al cine por Pilar Miró y ganadora de 10 premios Goya en el 92), sea en un futuro no lejano un Premio Cervantes que merece. Ahora le tocan 50 mil euros y la escultura de Miró.

Alfonso Quiñones