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Hablando con el pediatra

Genoma humano, medio ambiente y nutrición 

Hace casi una década, investigadores del departamento de Pediatría del Instituto Karolinska de Estocolmo, afirmaban que, el medio ambiente podía modificar nuestros genes y su comportamiento. Concluyeron, que al momento de nacer, en el niño, se produce activación y desactivación de muchos genes, dependiendo de la modalidad o el tipo de nacimiento. Afirmaban, que niños nacidos por cesáreas programadas tenían una mayor predisposición a padecer de asma, diabetes y leucemia en su edad adulta, comparados con los nacidos por la vía natural. Porque la labor de parto es un estrés beneficioso y necesario para la activación de muchos genes que debe producirse en ese momento.

A toda nuestra herencia genética es a lo que llamamos genoma. Que no es más que el conjunto de cromosomas en una estructura de Acido Desoxirribonucleico que conocemos como ADN. Esta molécula, contiene toda la información y las instrucciones para el funcionamiento de todos los seres vivientes.

Como resultado de la integración de los conocimientos del genoma humano al ámbito de la nutrición, ha nacido una nueva disciplina conocida como genómica nutricional. Que persigue conocer cómo las variaciones en la molécula del ADN de cada individuo pueden tener relación con una respuesta distinta a la dieta. Es decir, la respuesta a una dieta no es igual en todos los individuos, sino que depende de sus genes. Como tampoco es igual la respuesta a un mismo antibiótico para una misma enfermedad en individuos distintos. La respuesta va a depender en cada caso de los genes.

Por lo tanto, para la prevención de enfermedades como las cardiovasculares y muchas otras, y, para las recomendaciones de dietas y estilo saludable de vida, no se puede hablar de un patrón común para todas las personas. Se deberá individualizar en base al conocimiento del genotipo de cada individuo. Son estas las bases de sustentación para la salud y la medicina preventiva del futuro.

Se ha demostrado, que la nutrición tiene un efecto directo en nuestra expresión genética y son muchos los genes que se activan o desactivan en función de la cantidad y el tipo de alimentos que ingerimos. Por lo tanto, el pensamiento médico en el futuro inmediato y la consejería en éste campo tienen que cambiar, como lo exige la nueva sociedad del conocimiento en la que estamos inmersos. Ello, está obligando a los investigadores, a tener que descifrar los intríngulis del genoma humano, del que sabemos que está en capacidad de cambiar para bien o para mal ante un estimulo tan cotidiano como es nuestra alimentación.