Compartir
Secciones
Podcasts
Última Hora
Encuestas
Servicios
Plaza Libre
Efemérides
Cumpleaños
RSS
Horóscopos
Crucigrama
Más
Contáctanos
Sobre Diario Libre
Aviso Legal
Versión Impresa
Redes Sociales
revista

Un tranvía llamado deseo de ver buen teatro

Expandir imagen
Un tranvía llamado deseo de ver buen teatro

A Fidel López debo agradecerle que me devuelva un poco de fe en el teatro dominicano.

Uno se acostumbra a ir bajando y bajando y bajando las espectativas, hasta que se ve dando loas a espectáculos teatrales que tal vez en otros países no pasarían de ser uno más del montón.

Me cuentan de los años de oro del teatro criollo con puestas de obras clásicas. Pero ese parece ser un pasado remoto. En la última década, pocas obras han sido realmente de trascendencia para las artes escénicas nacionales. La honrrilla la ha salvado el teatro musical... que en los últimos dos años ha ido en picada.

¿Qué ha caracterizado a las tablas dominicanas? Desde mi punto de vista, más allá de las excelentes puestas de musicales trascendentes como en pocos lugares de Hispanoamérica, algunas obras menores, comedias hechas para ganar dinero con estrellas de la televisión, y uno que otro drama.

Le sucede al teatro nuestro que carece de obras en las cuales el público vea realmente reflejadas sus problemáticas. Faltan investigaciones de campo, obras que se metan en los profundos problemas que aquejan la sociedad dominicana hoy. Creo que una buena obra, actual, con una puesta contemporánea, puede atraer al gran público también. Pero definitivamente, faltan buenos dramas.

La obra de Tennessee Williams, que estuvo el fin de semana, y regresa el próximo a la Sala Máximo Avilés Blonda,es un drama con la posibilidad de acentuar momentos de hilaridad. Lo que ha sucedido con acierto en la mis en escenede María del Castillo.

Karina Noble demuestra en su Blanche, que es una de las mejores actrices del panorama dominicano. Logró adueñarse de un rol llena de matices y contradicciones.

Muy bien Félix Germán en su Stanley, así como María del Mar en Stella y Ernesto Báez en Mitch.

Con “Un tranvía llamado Deseo” las tablas se enaltecen y da ganas de seguir viendo buen teatro. Ojalá que la Ley del Mecenazgo se implemente pronto, y esto sea posible.