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El niño y la naturaleza

Actualmente, los niños están teniendo menos contacto con la naturaleza que nunca antes. Y las investigaciones señalan, que el niño puede desde muy pequeño discriminar entre lo natural y lo artificial. Esta habilidad discriminativa es parte de la capacidad de adaptación del niño, y un instrumento de supervivencia que le permite entender lo que es feo, útil, peligroso o bello etc.

Para el niño, el movimiento es una actividad fundamental para un mejor crecimiento intelectual. Y es todo se mueve, el niño se mueve, la naturaleza está en constante movimiento, y esto no solo incluye el movimiento de nuestro cuerpo, sino también nuestra discriminación auditiva y visual, nuestra coordinación, la habilidad para saber qué está delante o detrás, arriba o abajo, en superficie o en profundidad, lo frío de lo caliente, lo rígido de lo maleable, lo liso de lo rugoso etc.

Estas habilidades, las desarrolla el niño en contacto con la naturaleza. En una habitación, frente al televisor o al iPad, le será muy difícil conseguirlo. Lo único que el niño necesita es la oportunidad de explorar su entorno libre y relajadamente, y, esa es, una obligación de los padres, porque el niño hará el resto. Incrementará sus habilidades cognitivas, desarrollará su motricidad, su inteligencia matemática etc. Elementos fundamentales para su vida presente y futura.

Exponer a su hijo al contacto con la naturaleza, es una manera simple de decirle que lo ama, propiciando que nazca y crezca en él, el apego y respeto por la naturaleza y su medio ambiente.

¿Qué hacer?, siempre que sea posible, elija un espacio abierto en vez de uno cerrado, para que su hijo juegue o pase sus momentos de ocio. Comparta con él libros y cuentos de la vida real, que exalten las bellezas naturales, que le enseñen qué es un río, un lago, la montaña, los peces y las aves, la agricultura, los edificios y su arquitectura, los objetos y las personas, elementos que le serán de utilidad y con las que tiene que relacionarse en su diario vivir.

En un contexto así, desde muy temprano, nuestros hijos habrán aprendido a amar, respetar y cuidar no sólo a su semejante, sino también a la naturaleza y todo lo que le rodea. Es ese el ciudadano a que aspiramos, que haya aprendido a cumplir con su deber, y adquirido la voluntad de hacer respetar sus derechos.

FUENTE: Children in Nature: Why it Matters. P. Donohue Shortridge, Montessori consultant and family coach.

Puede hacer sus preguntas al pediatra al e-mail: marcosdiazguillén@gmail.com