Resacas del Soberano

Este fue el año del teatro. El Gran Soberano a Iván García Guerra es la reivindicación de la cultura. La salutación de nuevos tiempos, de ir más allá de la farándula y la música. Aplaudo con entusiasmo la decisión de premiar a uno de los actores con más años sobre el escenario. Aunque me parezca -con honestidad- que su personalidad es tan específica, que todos los papeles se parecen Iván García. Resalto su magisterio, sus obras, su trabajo de dirección.

El teatro fue resaltado también con premios a Josué Guerrero, para mí el mejor actor joven del país y a la obra Las Venus de las Pieles. También para mí la mejor puesta de esta etapa. Así como a María Castillo por su excelente personaje en La Residencia, de Haffe Serulle. También merecía el premio Laura Lebrón por su rol en La Venus de las Pieles.

En cine hubo un exceso de premios para Código Paz. De acuerdo en el premio a Paula Ferry. Se lo pudo haber arrebatado Geraldine Chaplin, quien debió ser nominada a mejor actriz por Dólares de Arena. Es posible que según los estatutos no se deba, pero implícitamente eso está aceptado al estar la obra en la lid. Algo que Acroarte debería dilucidar de miras al futuro inmediato. cada vez son más los filmes con actores extranjeros.

La mejor dirección debió recaer en José María Cabral por Despertar, un thriller psicológico con elementos de ciencia ficción. O enLaura Amelia Guzmán e Israel Cárdenas por Dólares de Arena. Del mismo modo, el mejor filme.

Metiendo cuchilla, la Gala de los Premios Soberano 2015 estuvo falta de una amalgama que uniese buenas ideas entre una y otra. Cada segmento por sí mismo estaba regiamente realizado, pero a la hora de unir esos elementos en una sola historia que uno “lea” como un todo, la fluidez se resintió.

El espectáculo patinó al principio, al imponerle a Mariasela Álvarez un rol que no es su fuerte. Mariasela no es comediante, para eso estaba allí Cuquín Victoria. Fue él quien debió abrir el espectáculo, encaramarlo allá arriba, y traer a escena con todo el glamour del mundo a Mariasela Álvarez en lo que es, una excelente animadora, que sabe comunicar.

Dicho sea de paso, ella tiene la llave de los truenos para traer al país a uno de los más grandes compositores de música popular de habla hispana de todos los tiempos: Manuel Alejandro, a quien ella fue muy cercana durante los años que duró en España. Manuel Alejandro hubiese prestigiado el premio, y hubiese valido la pena otorgarle un Soberano Internacional, que este año no fueron entregados, cosa que comparto, ya que deben ser para personalidades de gran impacto y trayectoria.

El guión en general debió tener algo más de picante, para sustentar mejor la presencia de Cuquín.

En el espectáculo algún que otro segmento sobraba. Pienso que no estuvo bien cerrar con Don Miguelo y la música urbana. Capea el Flow pudo ser un buen inicio, pero el que quizás fue el mejor de todos por su estructura, el de Fernando Villalona, pudo servir para cerrar, o el de los salseros. Muy buena la idea de que a medida que el Mayimbe avanzaba en el escenario desde el fondo, iban pasando las décadas, y se le sumaban los coristas de cada momento. Eso sustentado con un excelente trabajo de imágenes, iluminación y sonido, al menos en el teatro.

Faltó un segmento dedicado a exaltar los talentos y la música típica dominicana, o al humor por sí mismo, con los nuevos talentos que han surgido.

Para mí los mejores segmentos fueron el de teatro, el de los salseros -con esa hermosa muestra de unión al final-, el de recordación de los fallecidos, el de Olga Lara y Vickiana (el momento más alto de rating) y el de Fernando Villalona. Coincido con otros colegas en el hecho de que el segmento de Frank Reyes sobró.

Importantes renglones quedaron fuera de la transmisión directa, y fue un despropósito utilizar a artistas relevantes como Alexis Valdés en la entrega de premios diferidos. Fue lamentable que los tres más premiados brillaran por su ausencia en la entrega de estatuillas.

Aun así, el rating promedio fue de 16.25. Más alto que el año pasado (13. 3), según mediciones de AOR.

La espléndida escenografía, con imágenes en 3D y un diseño esplendoroso que tomaba los 360 grados de la sala, fue uno de los mejores elementos de la gala. La iluminación del escenario, el maquillaje, el estilismo, el diseño de vestuario, ayudaron a conformar ese todo de cada segmento por separado. La musicalización específica para momentos como la majestuosidad lograda en el homenaje a los artistas y miembros que ya no están; incluyendo el coro Koribe la Filarmónica que dirige Amaury Sánchez, fueron excelentes, así como el arreglo de la Big Band dirigida por Sandy Gabriel con los urbanos.

Nada, resacas del Soberano, hasta el año que viene, si Dios quiere.

Alfonso Quiñones