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Elías Roedán: "Con mi trabajo busco un instante de belleza. Un momento de luz dentro de la niebla''

Los años le han ido llegando para crear a un Elías que transmuta el espíritu, la carne, el alma... para sacar a flote un Elías que no teme que vean lo que es, piensa y siente, y esto ha dado como resultado su tercera muestra individual "Hebras": el reflejo simbólico de sus 10 años de edad, ahora con la visión y experiencia de un hombre de 48.

"Eliíta" toma el mando y deja aflorar sus más profundos recuerdos y los celebra a partir del próximo jueves 23 de abril en Arte San Ramón.



P. Otros artistas dominicanos, al igual que tú, se iniciaron con la ilustración y diseño gráfico y hoy día son de lo más cotizados, ¿crees que ha sido una ventaja?

R. Siempre tuve la vocación de pintor, aunque comencé a laborar como director de arte de revistas. Yo inicié Oh! Magazine y las demás revistas del Listín Diario, era el creativo. Me gusta el arte, pero también que las cosas se usen, el arte utilitario totalmente. Trabajaba en el área de diseño, pero nunca dejé a un lado las artes plásticas. Fusioné toda la vida ambas cosas. ¡Nunca dejé de pintar! He estado siempre presente aunque con un bajo perfil. Participé en el primer concurso de arte Barceló que se realizó en el hotel Lina en el año 93 y obtuve mención de honor. Después estuve presente en todos los concursos de arte de León Jiménes, hasta el 2008. Siempre he trabajado ilustración, diseño y pintura. Ahora mi prioridad son las artes plásticas.

P. ¿Por qué el cambio rotundo y decidir enfocarte en la plástica?

R. ¡Sabes que el artista suele ser lunático! Y yo, a pesar de ser "muy ubicado", tengo ese grado de "sube y baja". Quizás el hecho de tener tanto tiempo trabajando el diseño [llegas a aburrirte] te lleva a querer decir algo. Contar una historia propia y que el diseño no me permite. Lo intenté hacer con la revista Zum Zum. Quería contar cosas, hacer algo que me reflejara y explicara mi actitud hacia los niños, por mi hijo. Me di cuenta que no lo estaba logrando con la revista, así que hice una introspección hacia dentro y una retrospectiva hacia atrás. Con mi hijo volví a vivir mi niñez. Recuerdo mucho de ella y de lo que pintaba en esa época, y me pregunté por qué había dejado de hacer lo que me gustaba tanto sin darle un carácter de formalidad. Quise volver a pintar como cuando tenía 10 años, con la onda de los 70: la influencia de los anuncios de esa época y retomar todo [lo naíf y la inocencia] sin importar el qué dirán de la gente. Claro, con la experiencia de un hombre de 48 años y una técnica más trabajada y pulida.

P. El arte para ti comenzó como un ejercicio de nostalgia [de mostrar lo que no se te permitía decir en tu infancia] y eso me hizo recordar a Yayoi Kusama porque su arte es su terapia. ¿Qué construye tu memoria visual?

R. Mi detonante ha sido ser padre. Como niño fui muy precoz, leí la Divina Comedia a los 10 años. Básicamente lo de las "muñequitas" es un recuerdo de las mariquitas. Las dibujaba para vender y me servía de juego, porque no podía [en mi época] coger la mariquita para cambiarla porque me iban a dar una pela. El niño no jugaba con eso (risas). Hoy las retomé por eso, soy un hombre realizado que no tiene nada que probar. Toco mucho los cuadros, siempre he tenido esa relación física con la pieza, aunque se vea perfecta no lo es. Hay muchos accidentes en el proceso y eso es parte de lo que me caracteriza. Las cosas parecen ser lo que no son y son lo que no parecen. Lo que ves es el resultado de una experiencia que, para vislumbrarla, tienes que adentrarte. Creo que mis piezas crean una respuesta emocional fuerte en la gente y no porque lo planifiqué [que es lo que hago en diseño]. Sucede porque el proceso ha sido muy honesto y despegado de los prejuicios que yo tengo.

P. ¿Es liberar parte de los miedos que te inculcaron en la infancia?

R. Totalmente. Fue un ejercicio de visualizarme desde lejos y terminó siendo un momento de mucha profundidad. Ahora soy un hombre realizado que no le importa lo que piensen acerca de lo que siento.

P. ¿Cuáles son aquellos objetos cotidianos o recuerdos [traumáticos o no] que forman parte de la composición de tu obra?

R. Siempre está la mirada melancólica y el cabello.

P. Vemos con frecuencia la figura femenina, ¿cómo incide en lo que creas?

R. Tengo una relación muy íntima con mi madre. Mi padre era un ser ausente, aunque estaba. La mujer siempre ha jugado un papel súper importante en mi vida, no solo a nivel familiar, sino a nivel personal y laboral. Le tengo una admiración casi hasta enfermiza: por su capacidad, el papel que juega en la sociedad, por cómo ha podido manejarse en una sociedad patriarcal ¡y dominar todo! Mi obra le rinde homenaje, unas veces estereotipando ciertos comportamientos sin caer en el sentido de burla, ni de crítica. Nunca he buscado crear conciencia con mi obra; mi obra es mía y si quiero dar discursos sociales, voy y me subo a un pódium.

Todo está conectado, nada es un evento aislado.

 

P. Tienes obras que rondan los 4,000 Euros -según datos de portales especializados en comercio de arte-, ¿crees que en nuestro país ya podemos hablar de un mercado del arte?


R. Sí, está en su mejor momento. Aquí semanalmente hay inauguraciones de expos. Los artistas son más globales. Me hubiese gustado ser joven ahora y tener el ímpetu que tienen ustedes en esta época.

P. Estudiaste en la UASD publicidad en un tiempo donde no había internet y de ahí partiste a Chavón, ¿cómo cambió esto tu visión de todo?

R. Salí de publicidad y de Santo Domingo en los años 80. Chavón, aunque es un lugar alejado, era una ventana al mundo en una época en que no tenías esa ventana a menos que viajaras. Aunque yo viajaba, iba a casa de mis tíos en Puerto Rico, en Chavón tenías las mejores revistas y libros, todo lo que pasaba en el mundo lo tenías a mano [como si fuera el internet verdadero]. Cambió mi visión de la vida, me veía como un ente de la famosa aldea global que se hablaba en los 90. Cuando llegué allá era muy realista, no sabía apreciar un Picasso, un Pollock... el aprender todo eso se lo debo a Chavón. Ya la cúspide fue cuando me fui a New York.

P. El arte se vive en un eterno aprendizaje, ¿cuándo fue la última vez que hiciste algo por primera vez?

R. ¡Ay, vivo haciendo cosas por primera vez [risas]! Ah, bueno, enviarle flores a alguien. Era algo que no lo veía como valioso y el tiempo me ha hecho comprender ciertas cosas que consideraba ‘cursis' desde otra perspectiva. ¿Sabes? Eso tiene mucho que ver con mi arte actual. Esos cambios se reflejan.

P. Para seguir en el aprendizaje/enseñanza, tienes varios años enseñando en Chavón, ¿qué le hace falta a la nueva generación?

R. Nada que dependa de ella. Depende de nosotros, los que estamos preparando. El atraso no está en los jóvenes, no porque no lean o busquen, está en el sistema. El sistema no nos ayuda [ese hacerlo como quede], aquí hay que ir en contra del sistema. Aunque digan que no hablan, que se la pasan con el celular, el joven que valga la pena siempre va a encontrar maneras de crecer. Si no se le apoya, no se le puede exigir.

P. Mencionas lo del celular, ¿la creatividad existe aún en la era digital?

R.
No podemos verlo como dos entes individuales que no están conectados. Todo lo tecnológico es creativo y te permite ser creativo. Los sistemas automatizados te retan a hacerlo mejor, la creatividad siempre será innata del ser humano.

P. El próximo 23 de abril presentas una nueva muestra donde veremos figuras pícaras de inocente sexualidad...

R. En esta exposición he tomado el área de la plástica muy en serio. Lo he convertido en el punto focal de mi trabajo. Todo lo demás lo he relegado a un segundo plano para explotar mi potencial de artista plástico. Observo mucho el cabello de la gente, me detengo a ver cómo se comporta la luz, el color, y cuando comienzo a pintar, aunque creo que haré lo mismo que vi, no es así, pero está presente. Es un trabajo de una retrospección increíble, puede parecer superficial, pero me llevó a sitios muy profundos de mi niñez. En el proceso creativo volví a actuar como un niño, con una inocencia fresca y pícara. En esta ocasión no le rindo homenaje a la mujer, sino a un símbolo que cobra forma femenina. Es un alma, como los querubines. Les digo las muñequitas, las pelusas... La sexualidad que desprenden es subjetiva, la sexualidad que tiene un alma.

 



P. ¿Cuál ha sido tu obra estrella de esta expo?

R. Mil tentáculos.

P. ¿Qué te gusta de esa pieza?

R. Que la figura es muy inocente a pesar de toda la voluptuosidad y sensualidad que pueda emanar. Klimt siempre ha sido una de mis grandes inspiraciones, con esta pieza quise algo que me recordara a Gustav Klimt.

P. Muchos artistas afirman crear su mundo y Klimt inventó un mundo modernista y autorreferencial, ¿estas obras te han dado el poder de crear un mundo propio?

R.
Sí. Cada uno es un mundo, un universo que se conecta, pero es propio. Cada una de las "muñequitas" vive en su propio escenario.

P. ¿Y si te preguntan qué abunda en el tuyo?

R. Amor. Después de que tuve a mi hijo el amor me sorprende. Cuando creo que mi corazón no puede querer más, lo veo y lo quiero más. Eso me ha sensibilizado más a ver el amor en otras personas.

P. ¿Qué materiales y técnicas chas usado en esta muestra?

R. En la técnica rompo cánones impuestos en la universidad. Todo lo que verás es puro simbolismo. Estas pinturas tienen la misma inocencia de antes, aunque parezca muy tridimensional, muy pictórico y escultórico es pura mente, puro símbolo. Los cuadros tienen mucha profundidad y material [veladuras] porque los acaricio mucho. He trabajado con acrílico sobre canvas.

P. Y del mercado del arte dominicano, ¿tienes buenas expectativas con respecto al impacto que tendrá tu exposición?

R. No sé, porque el mercado es muy teórico. Quiero que la gente vea belleza y se lleve una obra honesta que no pretende ser más de lo que es.

P. Elías como artista, ¿quedas satisfecho con los lienzos que presentarás?

R. Nunca estoy cien por ciento satisfecho. Cuando los traje para el enmarcado me dio una depresión. Me cuestioné si era lo que había concebido. Después me dije que es lo que es. Duré 7 meses inmerso en ellas y se va a apreciar el crecimiento. Estas piezas son quien soy. 

 Dirección de arte Norca Amézquita | Locación Galería San Ramón (ASR).