Cómo explicar la muerte a un hijo

Hace unos meses mi padre fue diagnosticado con cáncer y ya está muy deteriorado. Tengo dos hijos, uno de 6 y otro de 9 que los he mantenido al margen de todo lo que ocurre, pero escuchándola en su programa usted recomienda que los niños estén involucrados en el proceso. No quiero hacerle daño a mis hijos, y me gustaría saber qué cosas no debo decirle al momento en que su abuelo ya no esté con nosotros.

El tema de la muerte sigue siendo difícil de manejar en nuestra sociedad, y muchas veces por querer hacer un bien, llevamos a nuestros hijos a no entender el proceso y provocarles culpa por lo que está ocurriendo.

Al momento de la muerte no deben decirle que el abuelo se ha ido de viaje, pues entonces quedaran con la esperanza de que en algún momento regresará.

Otra de las cosas que veo mucho en consulta es decirle al niño que Dios se lo llevó porque lo necesita en el cielo ya que el abuelo era muy bueno. Para un niño se crea la cuestionante si el ser bueno entonces tiene como consecuencia la muerte. Esta creencia puede llevarlos hasta a cuestionar el hecho de que a otras personas de su entorno que son buenas porqué Dios no se los ha llevado o también puede crearle la angustia de que a todas las personas buenas Dios las necesitará.

Tampoco es bueno explicarle la muerte como un cuento de héroes o fantasías. Recuerden que los niños usan su imaginación para recrear el mensaje y pueden entender que estos personajes ficticios llegan para llevarnos lejos de nuestros seres queridos.

No se debe decir que murió porque estaba enfermo, pues el niño entenderá que cada enfermedad lleva a este desenlace y crear en él una angustia al momento de que algún familiar o él mismo enfermen.

Expresarle que esto ha sido la voluntad de Dios es incorrecto, pues sentirían que Dios es malo ya que está haciendo sufrir a su familia.

También debemos cuidar el permitirles a los niños manifestar coraje ante su perdida, ya que esta emoción es muy natural en este momento y hay que expresarla.

Por último, se debe tener sumo cuidado en querer comparar la muerte con el dormir, pues esto puede crear en el niño problemas a la hora de tener que lidiar con su sueño.

Creo que en la búsqueda de mejorarle este momento a los hijos creamos peores consecuencias a la hora de asumir una pérdida.

Debemos siempre permitirle a nuestros hijos participar de los rituales funerarios, despedirse de la persona que ha fallecido, hacerles sentir que están siendo apoyados y acompañados y no le quitemos el derecho a saber lo que pasa con su ser querido.

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