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Ley de Cine
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Funglode inició proceso de propuestas de modificaciones de la Ley de Cine

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Funglode inició proceso de propuestas de modificaciones de la Ley de Cine
Marcos Herrera, Laura Castellanos y Omar de la Cruz, los tres involucrados en la modificación de la ley. (NELSON SOSA)

SANTO DOMINGO. Traída y llevada, amada por unos y con ojerizas de otros, la Ley de Fomento de la Industria Cinematográfica es un orgullo del cual puede blasonar este país no solo ante América Latina, sino ante muchos países del mundo.

La creación de una industria, con todo lo que conlleva es un hecho importante en el devenir de un país, enfrascado en su desarrollo. Marco Herrera, director ejecutivo de Funglode, Omar de la Cruz, director del Festival de Cine Global y Laura Castellanos, abogada y comunicadora, en calidad de invitada, -a quienes les correspondió desde la Fundación Global Democracia y Desarrollo, no solo la redacción de las modificaciones iniciales , sino la interacción con todos los sectores para llevarla a cabo- conversaron con DL, acerca de que le depara a la Ley de Cine de inmediato.

La ley tiene cinco o seis años en funcionamiento, y lo que en su momento se pudo prever como teoría hoy es una práctica, con imperfecciones y éxitos.

“Ya es un momento adecuado para que hagamos un ejercicio reflexivo de cuál es el camino que debe seguir la ley de cine en el futuro en cuanto a la aplicación de los incentivos. En la medida de que sabemos qué funciona y qué no funciona. Y aún más, sabemos qué es sostenible desde el punto de vista fiscal y qué no lo es”, expresó Laura Castellanos.

“Se trata de hacer un ejercicio muy crítico, divorciado de los intereses muy particulares que existen en la industria, como en cualquier otra, para tratar de reorientar la ley en lo que el estado dominicano entiende hoy que es viable. En la medida de que los gobiernos cambian, también cambian algunas convicciones y prioridades”, apuntó por su parte Marco Herrera.

“Hay que partir de que hay una voluntad del gobierno de mantener los incentivos de la ley, pero que esos incentivos tienen que ser lo suficientemente racionales para que la política se mantenga a futuro y para que represente una serie de beneficios para el estado dominicano así como para la cultura en sentido general”, terció De la Cruz.

De todo esto se deriva que habrá que analizar, discutir y consensuar la adaptación de algunas de las normas, a nivel de la ley o de sus reglamentos.

Según Castellanos el mismo ejercicio dictará cuál será el curso a seguir, pero básicamente con el objetivo de lograr adecuar los objetivos a las realidades del gobierno. “Los gobiernos tienen realidades fiscales”, sentenció.

“Se convocará a todos los sectores interesados, los que están por la permanencia de la ley y los que tienen preocupaciones sobre algún acápite de la ley. “Un actor fundamental es el encargado de la aplicación práctica y del principal componente de la ley, que es la autoridad impositiva. Aún en el contexto de una ley que no se modifique, si no hay la voluntad de la autoridad impositiva de aplicarla, no se aplica. Así que es imprescindible un ejercicio de reflexión con ellos. y con el apoyo incondicional del Palacio del Cine, Caribbean Cinemas y diferentes instituciones colaboradoras, vamos a poner en marcha esta acción”, dijo De la Cruz.

Buena voluntad

Marcos Herrera anunció que Funglode se ha acercado a la DGII y ha recibido una acogida muy positiva en cuanto a la voluntad de la institución de iniciar este proceso y que Funglode forme parte del mismo.

“Para Funglode es muy importante formar parte de este proceso y de alguna manera encabezarlo, debido a que un centro de pensamiento a veces resulta un poco difuso, en cuanto a la aplicación y su beneficio concreto. Y la gente se pregunta a veces, una institución como Funglode para qué sirve. Y si bien tenemos muchos ejemplos concretos, la Ley de Cine es un ejemplo de cómo a través de un ejercicio de conjunción de diversas áreas de pensamiento y conocimiento para la creación de propuestas de política públicas, que incidan en el desarrollo nacional, que eso de al traste con la creación de una industria. Es uno de los casos que Funglode tiene para exhibir sobre qué hace un centro pensamiento de políticas públicas realiza su trabajo de manera metódica, seria y con un objetivo claro”, narró Herrera.

¿Cómo fueron los inicios?

En sus inicios, a ellos tres les correspondió, desde la Fundación Global Democracia y Desarrollo “no solo la redacción sino la interacción con todos los sectores de la industria naciente en ese momento”, explicó Herrera.

“Se procuró ser lo más incluyente posible, para modificar el trabajo inicial que había hecho Cultura en ese momento, y para concebir un esquema práctico, realizable y que pudiera incentivar la creación de una industria. Nos correspondió también ver referencias extranjeras, consultar expertos de otros países. Un trabajo extenso se hizo en ese momento, seguido de un trabajo de redacción, primero de las modificación de la ley y luego de los reglamentos, y continuar interactuando con cada uno de los sectores de la industria y con el sector gobierno y el sector impositivo”, dijo.

Repetir el ejercicio

“Teniendo que repetir ese ejercicio ahora, teniendo que volver a interactuar con diversos entes de la industria, con el gobierno, con la DGII, y posiblemente teniendo que consensuar propuestas de complemento a la normativa existente, y en un futuro quizás hasta una modificación a la ley e introducir esquemas nuevos, le pedimos a Laura como miembro de ese equipo original que se incorporara a ese ejercicio que pretendemos realizar para zanjar cualquier preocupación que exista respecto a las normativas de la industria cinematográfica”, manifestó el director ejecutivo de Funglode.

Un poco de historia

Luego de que la Ley de Cine fuese aprobada en el Congreso, y tras cuatro o cinco años de discusiones del proyecto original, que sufrió muchísimas modificaciones, conflictos, “donde había cierta carencia de liderazgo y voluntad política, el presidente Leonel Fernández, que siempre ha sido un abanderado del cine, asume el tema y empieza a convocar una serie de reuniones de trabajo, sobre el proyecto de ley, y todo confluyó en una serie de mesas de trabajo amplias en su inicio, que terminó tomando más forma en una especie de coordinación por parte de Funglode de esos trabajos en torno a la ley”, narró Castellanos.

Ahí se impulsa el tema y el Congreso aprueba la Ley. Enseguida se concentraron en la funcionalidad fiscal de la Ley, y en el funcionamiento institucional, -CIPAC, DGCine, la Comisión Consultiva, por un lado- y con los incentivos, artículos 33, 34 y 39 y una serie de modificaciones, incluyendo que el Crédito Fiscal Transferible, principal atractivo internacional, se quedó fuera de la Ley en ese momento, porque el entonces director de la DINAC estaba en desacuerdo que se ofrecieran incentivos para proyectos extranjeros. Otro proceso largo fue la redacción de la regulación, es decir haciendo operativo cada capítulo de la ley, y todo eso consensuado.

Tras cuatro o cinco años de muchos conflictos internos del sector -donde siquiera era imposible ponerse de acuerdo en la definición de “película”-, se superaron todos los escollos. Lo demás es historia.

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