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León Félix Batista, duro de leer

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León Félix Batista, duro de leer
Portada de Duro de leer.

Un poeta es un transgresor de lo divino, un eterno indagador de lo que esconden las palabras. A veces un perverso, o un enfant terrible, o un loco, o un payaso deprimido, o un jugador de dominó capaz de perder la mejor partida, por apuntar un verso donde salvarse.

Todo eso, y más es León Félix Batista, a quien, además, hay que endilgarle el de sobreviviente de un aparatoso accidente que le ha dejado con más de un kilogramo de tornillos y tuercas en su cuerpo.

León Félix Batista, que como poeta que es, no es una persona normal, esconde en una bóveda del Banco Central un secreto: se trata de un documento con el know how de cómo lograr ser publicado en varios países de Iberoamérica y lograr que lo inviten a cuanto festival hay por esos mundos. Se sabe que el secreto lo heredó de un tatarabuelo africano, e incluye unas cuantas palabras mágicas y un rezo carabalí para que las musas sean efectivas.

Así, León Félix Batista publicó en 1989 El oscuro semejante, con el cual anunció una voz a veces irónica, a veces demasiado seria, pero siempre diestra en el buceo de las profundidades del alma. Siguió con Negro eterno (1997), Vicio (1999), Burdel Nirvana (2001) Mosaico fluido (2006), Pseudolibro (2008), Delirium semen (2010), Caducidad (2011) y Música ósea (2014), sin contar algunas antologías publicadas en varios países.

Suyo es el libro Duro de leer (Libros de viento y borra, Santo Domingo, 2015), que ha llamado antología dilatada y que ofrece una visión orgánica de un discurso que establece desde su propio título, que dibuja un hilo desde Negro eterno (1996) a Un minuto de retraso mental (2014). El verso es tajante, seco, a veces frío, que puede parecer críptico y no se entrega fácil al lector, pero deja señales, como filamentos, para adentrarse en sus abismos:

espirales agilísimas

de bruma de acuarela

el mar es pura brea

que ocluye las agallas

yo respiro con la asfixia

de la mitad del Tao:

con la boca yo busqué su vena cava

alfonsoquinones@gmail.com

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