Domingo Batista publica libro de fotografías “Transfiguraciones”

SANTO DOMINGO. Fotógrafo (a estas alturas del desarrollo tecnológico, donde cualquiera es capaz de hacer una instantánea más o menos publicable) es cualquiera. Domingo Batista, más que fotógrafo, es un Artista.

Confiesa él mismo que desde los mismos comienzos de su relación con la fotografía, lo que deseaba era alterar la realidad, transformarla. Sus “Transfiguraciones” son una suite (hablando en términos musicales) de la experiencia acumulada durante más de 40 años y miles de instantáneas, donde la luz ha quedado atrapada de modos siempre diferentes para servirle de herramienta con la cual cambiar la visión de lo que le rodea.

Esos mundos que crea, a partir de una o más imágenes superpuestas, combinadas admirablemente, sustentadas por una parte con esa cuerda floja que es el azar, y por otra con el ojo avisor del artista, son los mundos que expone en 200 páginas donde ha cuidado la calidad del papel a imprimir, la selección de obras, las palabras que acompañan la edición.

Entre las características más notorias de la obra de Batista está la exacerbación de las texturas hasta grados inéditos, mezclando elementos hiperrealistas con una utilización por momento fauvista del color, como “Paisaje con Cañafístola”.

Nuevas texturas parecen salidas en ocasiones del filme “Stalker”, de Andrei Tarkovsky; o inspiradas en la música electroacústica, en obras como el Synchronism No. 6 de Mario Davidovsky, como “Interiores de la casa familiar”, “La Piel de la Tarde”, “Homenaje al óxido” o esos fabulosos “Andamios del tiempo”.

Hay otro tipo de música que sugieren obras como “Lloviendo en Quita Espuela”, donde lo lírico se hace más evidente. Hay que tener ojos para ver estas obras, ojos que entienden, de esos que saben ver más allá de lo real.

Sin lugar a dudas la obra de Domingo Batista está entre las cimeras de la plástica dominicana actual, gracias a su poder de experimentación y búsqueda y sus discursos futuristas.

Alfonso Quiñones