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Juan Gabriel, Divo también en el Hard Rock Hotel & Casino Punta Cana

Presentó un espectáculo con orquesta, coristas y mariachi

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Juan Gabriel, Divo también en el Hard Rock Hotel & Casino Punta Cana
Juan Gabriel llegó el sábado, visitó La Romana, y habría partido del país alrededor de las 4.00 a.m.

PUNTA CANA. Hace tiempo que rompió esquemas: es un pionero en la lucha -desde su arte- por el respeto al diferente. En una sociedad tan machista como la mexicana, Juan Gabriel supo llegar a convertirse en una de las grandes estrellas de la música latinoamericana de todos los tiempos; esto a pesar del amaneramiento que lo hace ver como una señora intensa y fatal, aunque a veces en un dichoso arranque de apasionamiento, hace como si el macho mexicano le saliera a flor de piel.

Han pasado los años, y aquel muchacho buen mozo que se hizo llamar Adán Luna, ahora tiene rostro de payaso triste.

Su concierto en el Salón Fillmore del Hard Rock Hotel & Casino Punta Cana, reunió personas de distintas generaciones, y aunque Juan Gabriel no tiene las mismas capacidades de antes en su registro sobre todo en las notas graves, en las altas ondea su espíritu y en una veintena de canciones (que fueron más por los popurrits que incluyó) regaló uno de los conciertos más ovacionados de los últimos tiempos.

Una veintena de músicos conforman su banda con cinco coristas, más un mariachi que se convierte en co-protagonistas del espectáculo. La grandilocuencia de los arreglos parecen ser una extensión de la propia personalidad del artista que -según Wikipedia- nació el 7 de enero de 1950, hace 65 años, en Parácuaro, Michoacán, aunque desde pequeño residió en Ciudad Juárez, por lo que es el Divo de Juárez.

“Él es Juan Gabriel” comenzó con “Siempre en mi mente”, con aplausos y coro del público, un coro que nació y pocas veces se detuvo. “Mi fracaso”, “Insensible”, “Abrázame muy fuerte”, “Recuerdos” (en tiempo de bachata, un bonito homenaje a República Dominicana) y “Querida”, tema del cual tenía que salir rápido, para poder decir cosas de otros tiempos. Ahí entró el mariachi con el intro de “Me nace del corazón” para enseguida hacer “Pero qué necesidad”, con lo cual fue entrando al segmento central del show, siempre apoyado por imágenes en pantalla Led. Volvió a “Me nace del corazón”, que antes había cantado el mariachi. “Te voy a olvidar” (con ese gigante coro del público) y el clásico “Se me olvidó otra vez” (donde hizo la letra en lenguaje de sordos y el público cantó) y tras la ovación “No vale la pena”, para entregarse en un medley con “Caray” (pie de público y coro), “No les va a suceder”, “Esta noche voy a verla”, “Juntos” (con marcha militar por coristas y mariachi y video de apoyo) y “Me gustas mucho”, con coreografías de la banda, los coristas y el mariachi, con el cual hizo luego “La diferencia”.

El concierto continuó con “Te lo pido por favor”, “Tu abandono”, “Yo no nací para amar” (en tiempo de jazz, lanzando la chaqueta al público) y muy bailado y cantado “El Noa Noa”, uno de sus primeros temas. Un solo de guitarra de Memo, con La Malagueña con orquesta y mariachi dio tiempo para que el cantante se tomara un aire, y remontara la etapa final con “Hasta que te conocí”, “Inocente pobre amigo” (te pareces tanto a mí...); “Lágrimas y lluvia” combinada con “Amor eterno” (a capella, por el público). In crescendo remató con “Así fue” y el final de finales “Por qué me haces llorar”. Nada más: público satisfecho con una antología que pareció un Popol Vuh del kitsch latinoamericano elevado a estética del romanticismo.