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“Seguir trabajando, esa es mi religión, y quisiera tener mucho más tiempo para practicarla”

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“Seguir trabajando, esa es mi religión, y quisiera tener mucho más tiempo para practicarla”
Leonardo Padura es el Premio Princesa de Asturias del 2015. (ARCHIVO / EFE)

SANTO DOMINGO. Lo veo salir del aeropuerto, a su lado su inseparable Lucía. Han venido a descansar, nada de prensa, de encuentros ni tertulias, están ambos agotados. “Sólo quiero playa y palmeras” decía su mail y lo complazco.

Acaban de supervisar las ?lmaciones de las cuatro películas de Mario Conde ?lmadas en La Habana, comenzar a escribir una nueva novela, tiene un itinerario de viajes impresionante sin distinción de continentes. Como si todo esto fuera poco, el 23 de octubre recibirá de los reyes de España el codiciado premio Princesa de Asturias, sumando a esto ya casi treinta traducciones diferentes de sus novelas.... estoy agotado de mirarlo.

Abrazo al autor del “Hombre que amaba a los perros” y “Herejes” sus dos últimos éxitos, y sin que se dé cuenta, deposito en el bolsillo de su camisa estas preguntas.

-¿Que pones ahí? Cuestiona en puro cubano.

-Responde cuando tengas tiempo -contesto- y haciéndole cuentos nos encaminamos a Portillo.

P. ¿Ser cubano significa?

R. Un privilegio, una responsabilidad, un lío... Sin pedirlo, por ósmosis, perteneces a una cultura y una historia que son más grandes que la geografía de la isla, y a veces, eso es una complicación, pues se supone que siempre estás viviendo un momento histórico, que Cuba es el ombligo del mundo, que todo es un elogio o una agresión... y eso a veces cansa.

P. ¿Quién es Lucía en tu vida?

R. Mi alma gemela. Sin Lucía no hubiera podido hacer casi nada de lo que he hecho, como lo he hecho. Es mi compañera de vida y trabajo y sobre todo, es mi conciencia crítica. Yo suelo ser impulsivo, visceral y ella es más racional, en casi todo lo de la vida... excepto manejando.

P. Los premios son...

R.Algo que llega y te congratula, te ayuda, te hace visible pero... Es el resultado de un trabajo, al menos en mi caso. Si no hubiera trabajado mucho, mucho, no habría obtenido los premios que hoy tengo.

P. ¿Mantilla es una isla?

R. Sí, es mi patria. Allí está la memoria de casi toda mi familia, y toda mi memoria de niño y adolescente. Como el concepto de patria es muy abierto, abstracto, yo he resuelto ese problema con mi pertenencia a Mantilla y soy, por ese orden, mantillero, habanero, cubano.

P. ¿Cuál de tus libros es tu favorito?

R. “La novela de mi vida”, pues parece que tiene el mejor equilibrio entre lo que quise decir y lo que dije... Es una novela en la que no aparece Conde, mi querido Mario Conde, pero que toca algunas esencias fundamentales de la espiritualidad cubana y al escribirla aprendí mucho sobre Cuba: sobre lo bueno y lo malo.

P. ¿Cómo recibes la fama?

R. Como si no existiera. Vivo igual, escribo igual, sufro igual, igual cuando no me sale bien lo que estoy escribiendo. La fama me produce, eso es la verdad, una gran satisfacción ver que cada vez, en mas lugares, hay gente que me quiere. Me encanta que la gente me quiera y últimamente, ser más famoso en algunos lugares fuera de Cuba que en la misma Cuba, donde a veces me siento un poco invisible.

P. ¿Te impresionan las traducciones de tus libros?

R. Mucho. Imagínate, acaban de comprar los derechos de una de mis novelas unos editores lituanos... Me impresiona que en esos sitios remotos me quieran leer.

P. ¿Es difícil escribir en Cuba?

R. Tan difícil como en cualquier parte... aunque a veces un poquito más. El desafío de crear es el mismo en todas partes, pero a veces en Cuba se me complica hacer mis investigaciones, tener acceso a Internet, comprar repuestos para la impresora, ver mis libros en librerías...

P. Tu rutina.

R. Escribo todos los días, de lunes a domingo, de 7:00 a.m. a 1:00 p.m. Ya sea novela, ensayos, periodismo... Luego hago una pausa, y en la tarde leo y hago otros trabajos físicos o de otro tipo (buscar por toda Cuba una batería para mi carro, por ejemplo). Y por la noche, salgo a ver a los amigos o me quedo con Lucía en la casa viendo películas o series.

P. ¿Cuál es el proceso del nacimiento de un libro?

R. No lo sé... Depende de cada libro, del momento de la vida, de muchas cosas aleatorias. A veces una idea que se te cruza en la cabeza, o que lees en un libro, o que ves en una película, o de una historia que alguien te cuenta y que de pronto cobra vida... Es un proceso muy muy misterioso, al menos para mí.

P. ¿Ser escritor es fácil?

R. Quien dijo eso? Es uno de los trabajos más duros que existe. Nunca estás seguro de haber logrado expresar lo que piensas, y siempre tienes el temor de haberte ido por un camino que no es el mejor, cuando existen muchos otros... Vives en duda permanente.

P. ¿En qué crees?

R. Soy ateo, pero creo que existe algo, no sé que ni donde, que organiza el mundo, a veces bien, a veces mal... Creo en la amistad, en la ?delidad, la fraternidad (puede que esa sea mi religión). Creo en la belleza del arte, y su capacidad para hacer que los seres humanos se entiendan y hasta sean mejores. Creo en Lucía. Creo que soy una buena persona que nunca ha jodido a nadie, al menos conscientemente.

P. ¿Qué esperas?

R. Seguir trabajando, esa es mi otra religión y quisiera tener mucho mas tiempo para practicarla. Me realzo trabajando, y vivo de mi trabajo.

P. ¿Quién es Mario Conde?

R. Te diré como Flaubert: Mario Conde soy yo... Aunque seamos muy diferentes en algunas cosas, todo lo que hay en ese personaje es mío, soy yo... Y ahora estoy en una situación difícil, pero muy agradable, pues tendré que “ver” físicamente a Mario Conde, para más complicación con dos rostros: con el de Jorge Perrugoria que lo está encarnando en una serie que se está ?lmando ahora mismo y con el de Antonio Banderas en un proyecto que acaba de ponerse en marcha. Me hace muy, muy feliz que el pobre Conde haya tenido tanta suerte en su vida literaria.

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