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Protegiendo nutrientes en los alimentos

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Protegiendo nutrientes en los alimentos
Las frutas y los vegetales, la opción alimentaria más sana para el ser humano.

SANTO DOMINGO. Después de ser testigo de las "negociaciones" de la reforma fiscal, decidí que no iba a hablar de ella; tampoco iba a dar sugerencias de cómo sobrevivir al supermercado, ni cómo aprovechar rebajas en antidepresivos y ansiolíticos.

Hice lo que me pareció más práctico: fui a la gaveta donde guardo mis cinturones y le hice un hoyito adicional hacia la derecha. Para que siga apretando. Al final del día, esa "reforma" la pago yo y unos cuantos lectores de este diario. Por más que patalee, debo reconocer que habrá gente que se hará más rica con este adefesio y los demás la pagaremos, haciéndonos más pobres en el proceso.

Pero si algo he de aportar a esta situación, me voy por salvar los nutrientes. No sólo de pan vive el hombre… además, requiere vitaminas, minerales y elementos que pueden perderse por desconocimiento o exceso de calor. Y ahora mismo no podemos darnos el lujo de perder nada, sobre todo si alimenta.

Existe un mito bastante extendido que dice que la comida cruda es más nutritiva que la cocida. Lo cierto es que consumir ciertos tipos de alimentos crudos o mal cocidos puede ser peligroso y hasta mortal. Otros alimentos son definitivamente menos nutritivos crudos porque contienen sustancias que destruyen o inhiben otros nutrientes.

Pero no hay absolutos en este tema y no se puede negar que algunos nutrientes se pierden en la cocción. Algunas estrategias simples como cocinar al vapor en vez de hervir; o hervir en lugar de freír puede reducir de forma significativa la pérdida de nutrientes cuando los cocemos.

Los minerales

Casi todos los minerales se mantienen intactos frente al calor. Cocidos o crudos, los alimentos contienen la misma cantidad de calcio, fósforo, magnesio, hierro, zinc, selenio, cobre, manganeso, cromo y sodio. La única excepción a esta regla es el potasio, que si bien no se afecta en presencia de calor o aire, se escapa de los alimentos en el líquido de la cocción.

Las volátiles vitaminas

Con estas sí hay que tener cuidado. Con las honrosas excepciones de la vitamina K y la niacina que se mantienen bastante estables, las demás vitaminas son bastante sensibles y fácilmente se destruyen al ser expuestas al calor, al aire, el agua o las grasas (de las grasas de cocinar).

Por ejemplo: la vitamina A se pierde en presencia de calor o grasa, pero se mantiene estable en el aire y el agua. La vitamina D es sensible la grasa. La siempre necesaria vitamina C se pierde frente al calor, el aire y el agua, pero se mantiene frente a las grasas, lo mismo que la vitamina B6. ¿Se complicó?

Lo vamos a hacer más sencillo. Apréndase alguno de estos trucos y defienda la nutrición de lo que come:

Vitaminas A, E y D: Para reducir la pérdida de estas vitaminas liposolubles, cocine con muy poca cantidad de aceite. Por ejemplo, si va a comer un pescado muy rico en vitamina D, no lo fría, mejor lo asa o lo hornea.

No enjuague el arroz antes de cocinarlo a menos que el empaque le diga lo contrario. Enjuagar el arroz reduce en 25% el contenido de Vitamina B1. Hornee los bizcochos o el pan solo hasta que adquiera un ligero color dorado para preservar en lo posible las sensibles Bs.

Vitamina C: Para reducir la pérdida de esta vitamina soluble en agua y sensible al oxígeno, cocine las frutas y los vegetales en la menor cantidad de agua posible. Por ejemplo, si cocina 1 taza de repollo en 4 tazas de agua, las hojas pierden hasta el 90% de su riqueza en esta vitamina. Si invierte la ecuación, mantiene el 50% de los nutrientes.

Otro truco: Sirva los vegetales de inmediato. Después de 24 horas en la nevera, los vegetales pierden un cuarto de su vitamina C; si pasan de dos días, se fue la mitad y sigue…

Hortalizas y tubérculos como las zanahorias, papas, batatas, etc., horneadas o hervidas enteras con su piel, retienen alrededor del 65% de su vitamina C.