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Por cada infección intestinal en el primer mundo existen 500 mil en países subdesarrollados

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Por cada infección intestinal en el primer mundo existen 500 mil en países subdesarrollados

PAMPLONA.- "El problema real se está produciendo en los países en vías de desarrollo. Por cada caso de estas enfermedades exóticas que se diagnostica y se trata en el primer mundo, publicado en revistas científicas de alto impacto, se están produciendo cientos de miles de casos en los países en vías de desarrollo", denuncian los doctores José Luis del Pozo, especialista del Área de Enfermedades Infecciosas, y Carlos Chaccour, médico residente de Medicina Interna, ambos de la Clínica Universidad de Navarra. 

En concreto, los expertos han expuesto sus conclusiones en una carta al editor publicada recientemente en la revista médica de mayor impacto internacional, The New England Journal of Medicine (NEJM).

En la publicación, los especialistas abordan las notables diferencias en la importancia concedida a la grave infección, denominada estrongiloidiasis, causada por el parásito strongyloides stercolaris (gusano de dimensiones casi microscópicas), según se padezca en países desarrollados o en los del tercer mundo.

Así, aseguran que por cada caso de esta enfermedad contraído por un ciudadano del primer mundo "se producen cerca de 500.000 en los países de origen, países en vías de desarrollo donde este paciente ha adquirido la enfermedad", argumentan. Sin embargo, son los casos aislados detectados en el primer mundo de los que se hacen eco las publicaciones científicas.

La estrongiloidosis es una grave infección intestinal provocada por el mencionado parásito, de especial importancia en pacientes inmunodeficientes. Está muy extendida en países de latitud tropical y subtropical y se relaciona con malos hábitos higiénicos y con estatus socioeconómicos precarios. "La infección por el strongyloide stercolaris es un problema vital e importante en barrios marginales y zonas urbanas de países tropicales que no tienen voz. Se trata de una infección que afecta principalmente a niños y causa anemia, retraso en el crecimiento y deterioro en el rendimiento cognitivo", alertan los especialistas de la Clínica.

Recomiendan, en este sentido, que "un poco más de atención de los medios de comunicación a las manifestaciones de estas infecciones en los países en vías de desarrollo podría significar el éxito de los programas de desparasitación en curso y el control de las enfermedades relacionadas".

El autor del artículo original de The New England Journal of Medicine responde a los investigadores de la Clínica y coincide con ellos en la "urgencia" con la se hace necesario "destinar recursos adicionales al desarrollo de directrices" para mejorar los programas de prevención y detección precoz en población general, así como "la mejora de los regímenes de tratamiento, además del desarrollo de nuevas pruebas diagnósticas y agentes farmacológicos".

En concreto, el caso presentado en el NEJM es el de una niña (en la fotografía adjunta) tratada por el doctor Chaccour durante su estancia como responsable médico de un centro ambulatorio que asistía a 6.000 personas de la comunidad indígena Pemon, situada en plena selva venezolana.

Durante los tres años de estancia del médico de la Clínica en la zona tropical, la mayor parte de la financiación del ambulatorio corría a cargo de una fundación venezolana que en el último año ha dejado de costearlo, "por lo que la atención médica de la zona la asume el Estado venezolano y cuenta actualmente con muy pocos medios", asegura el facultativo.