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¿Para qué sirven los antibióticos?

Tomarse un antibiótico cuando no es necesario origina dos problemas

Los antibióticos curan las infecciones causadas por bacterias, pero no son eficaces contra otros gérmenes como los virus o los hongos. Si se toman cuando no son necesarios, la enfermedad seguirá su curso. Además, usar estos medicamentos de manera incorrecta puede ocasionar importantes problemas para combatir infecciones graves en el futuro.

Los antibióticos no son la solución para todo, de hecho, este tipo de medicamentos sólo mata a las bacterias. El resfriado común, la gripe y la bronquitis son dolencias causadas por virus y, por lo tanto, los antibióticos no están indicados para su tratamiento. Estas son, además, las patologías en las que con más frecuencia se emplean antibióticos de manera innecesaria y, por lo tanto, errónea.

Josep María Cots, coordinador del Grupo de Enfermedades Infecciosas de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria, explica que "el resfriado común da mucha sintomatología nasal y de garganta. Mocos, dolor de garganta, la nariz taponada, dolor de cabeza leve y poca fiebre son sus síntomas característicos".

Por su parte, la gripe "ocasiona malestar general, dolor muscular y fiebre alta, pero no hay mucha mucosidad, no se tapona mucho la nariz, no hay dolor de garganta y no es habitual tener mucha tos".

Dolencias víricas y bacterianas

Con la bronquitis se tiene mucha tos y bastante moco, pero prácticamente no hay fiebre. "Es una infección de los bronquios producida por un virus", señala el facultativo.

El doctor Cots afirma que la mayor parte de las infecciones que trata el médico de familia están producidas por virus. Así, subraya que "la mayoría de otitis y sinusitis tienen un origen vírico. Algunas pueden ser bacterianas, pero es el médico quien debe valorar sus síntomas para determinar su origen y prescribir antibióticos cuando sea necesario".

Lo mismo ocurre con las faringoamigdalitis, que son víricas en su mayoría, pero algunas están producidas por bacterias. "En este caso, existe un test que se realiza tocando la amígdala con un escobillón y que permite saber si hay una bacteria o un virus", indica el especialista.

Por su parte, la bronquitis aguda es de origen vírico. "Sin embargo, la neumonía es bacteriana y tiene que tratarse con antibióticos".

Cots aclara que el 90% de las infecciones respiratorias son víricas, mientras que en las infecciones de orina el germen más frecuente es la bacteria. "Son las mujeres quienes más padecen este tipo de dolencia. De hecho, de cada diez infecciones de orina, siete u ocho se dan en mujeres".

La cistitis típica de la mujer se caracteriza porque esta tiene que orinar más veces y cuando lo hace siente molestias. El doctor apunta que "existe una prueba que consiste en poner la orina sobre una tira para saber si hay una infección bacteriana".

Pero siempre debe ser un médico quien determine si los antibióticos son necesarios o no. "Nunca hay que automedicarse con antibióticos", recalca Cots.

El especialista aclara que este tipo de medicamentos deben usarse siempre con receta y prescripción médica. "Tienes que ir al médico y explicarle tus síntomas para que él valore si con dichos síntomas está indicado darte un antibiótico", precisa.

Cots aclara que tomarse un antibiótico cuando no está indicado origina dos problemas. Por un lado, la patología que esa persona tiene no va a mejorar. Pero, además, se expone a los posibles efectos secundarios del fármaco.

"Ese antibiótico que no hacía falta haberse tomado puede producir diarrea porque destruye la flora que tenemos en el colon", apunta.

El especialista afirma también que la mayoría de los efectos secundarios de estos medicamentos tienen que ver con problemas digestivos, dolor abdominal y diarrea. Pero también pueden generar otras infecciones. "En la mujer, es muy típico que, a raíz de tomar un antibiótico, se le produzca una infección vaginal", manifiesta.

Resistencia a los antibióticos

Otro problema derivado del mal uso de los antibióticos es la fármacorresistencia. Esto ocurre cuando las bacterias dejan de verse afectadas por antibióticos que antes eran capaces de erradicarlas.

"La resistencia es una consecuencia del uso de los antimicrobianos, en particular de su abuso, y surge por mutación del microorganismo o adquisición de genes de resistencia", expone la Organización Mundial de la Salud.

"Si los antibióticos se usan con mucha frecuencia para tratar afecciones que no pueden curar, es posible que dejen de ser eficaces contra las bacterias", destacan los especialistas de los Centros para la Prevención y el Control de Enfermedades de Estados Unidos (CDC, por sus siglas en inglés).

"Desde hace años, la resistencia a los antibióticos ha sido motivo de preocupación y, de hecho, se considera una de las amenazas de salud pública más críticas a nivel mundial", añaden.

Asimismo, el doctor Cots subraya que la resistencia a los antibióticos supone un problema "muy importante". El facultativo expone que, en un paciente que ha tomado muchos antibióticos y las bacterias se han hecho resistentes, el medicamento no sirve. "Le das antibióticos para tratar una infección bacteriana y las bacterias no se mueren", detalla.

"Esto puede suponer un riesgo en pacientes ancianos, con las defensas bajas, con patologías muy graves o con múltiples patologías. Tal podría ser el caso de un trasplantado que tiene, además, otras enfermedades", indica el doctor.

Así, según indica el doctor Cots, la vida de estos pacientes ingresados en el hospital y con mucha patología puede correr peligro debido a la resistencia a los antibióticos.

Sin embargo, en lo relativo a la población general, es decir, a los pacientes que acuden a los centros de salud, "con los antibióticos que tenemos estamos suficientemente cubiertos para tratar todas las infecciones", asegura el experto.

Por todo lo anterior, se hace necesario seguir exhaustivamente las indicaciones de los facultativos cuando hay que tomar antibióticos.

"El antibiótico es de aquellos medicamentos que hay que tomar tal y como indica el médico", destaca Cots.

El especialista insiste en que hay que respetar las horas de cada toma porque el fármaco "tiene una vida media que dura justo eso y has de dejar que una cápsula ayude a la anterior para que vayan matando el germen. Si se te olvida una y estás muchas horas sin tomarlo, el germen no se extermina", matiza.

"Es, asimismo, imprescindible acabar el tratamiento, es decir, tomar los antibióticos el número de días que el médico haya indicado, aunque los síntomas hayan desaparecido", concluye el experto.

Además, el doctor Cots señala que no hay que almacenar antibióticos en el botiquín casero, pues así se evitará un posible mal uso posterior.