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Una oportunidad para el turismo de salud

Ha sido una constante en los últimos 15 años. Extranjeros, en su mayoría provenientes de Estados Unidos, viajan al país para tratar sus problemas de adicción a sustancias. Vienen de a poco, anónimos, a un ritmo que casi no ha variado. En las clínicas privadas, representan entre un 10% y 30% de los pacientes. ¿Será este un nicho que el país puede explotar?

Hay quienes viajan por placer. Hay quienes viajan para descansar. Y hay quienes viajan por razones de salud. Es lo que se conoce como turismo médico, y que mueve anualmente más de 60 mil millones de dólares en el mundo. 

Dentro de los países de la región, Costa Rica es uno de los más destacados en esta área. De acuerdo al Consejo para la Promoción Internacional de la Medicina de Costa Rica (Promed), el turismo de salud genera alrededor de 300 millones de dólares anuales para esta nación.

En República Dominicana no hay cifras globales, pero sí existe consenso en señalar que la cirugía plástica es la protagonista del fenómeno en el país. De acuerdo a la Sociedad Dominicana de Cirugía Plástica, Reconstructiva y Estética, un 60% de los pacientes que se someten a este tipo de procedimiento son dominicanas que residen fuera. 

El tratamiento de las adicciones, en cambio, no atrae tanto público foráneo a pesar de contar con características favorables. Al contrario de Costa Rica, donde se está impulsando el mercado de la rehabilitación para público extranjero, en República Dominicana ese nicho todavía es pequeño: las clínicas privadas, que son las que más reciben a pacientes foráneos, manejan una participación en torno a un 15% de forasteros que llegan sin mediar mercadeo. 

Por qué venir a RD
Las razones se repiten entre los que saben. Quienes viajan a República Dominicana para incorporarse a un tratamiento de rehabilitación de drogas lo hacen por tres grandes motivos: un menor costo, la garantía del anonimato, y la personalización del trato. 

A grandes rasgos y teniendo en cuenta que los programas son muy variados, tratarse en suelo nacional cuesta la quinta parte de lo que vale en Estados Unidos. “El programa de 28 días, en estos momentos, vale 2 mil dólares semanales e incluye medicamentos. En Puerto Rico, sale 7 mil dólares”, explica José Ismael Reyes Nouel, médico psiquiatra y director de la Clínica Reno

“Un programa de 6 meses en Miami te puede salir unos 60 mil dólares. Y aquí sería una sexta parte”, resume Rafael Johnson, director clínico de Fundación Fénix. “Tenemos programas de muy buena calidad a menor costo”.

El temor a que se descubra la adicción es otra de las razones que lleva a los pacientes a buscar tratamiento fuera de su país. “De Estados Unidos, muchos vienen porque no quieren poner en su archivo que estuvieron en un programa de consumo de sustancias”, explica Johnson. 

“Muchos prefieren internarse fuera del país para mantenerse en otro ambiente”, agrega Luis Augusto Baquero, gerente del centro de rehabilitación Doctor Baquero. “A veces es por la misma sociedad que no quieren que se sepa. Igual que pasa mucho aquí: muchos dominicanos viajan fuera por la misma razón”.

El seguimiento emocional y la personalización del trato son otro motivo a considerar, asegura Reyes Nouel. Para él, esta variable es de gran importancia: “En Estados Unidos los tratamientos son muy buenos, pero el médico hace su trabajo y se va. Lo que hace la diferencia es cómo manejas el trato al paciente aquí. Allá es mass production. Aquí el paciente se trata más individualizado, y eso hace que se vaya más contento con lo que logró”.

Si el panorama es tan auspiciador para el tratamiento de extranjeros, ¿por qué sigue siendo tan pequeño el mercado? Reyes Nouel piensa que hace falta promoción: “Nosotros hacemos poco mercadeo, nos apoyamos más en que el paciente salga complacido. Estamos en internet, pero debíamos hacer un poco más de marketing”. 

“Es importante entender que la República Dominicana tiene áreas de turismo de salud muy sólidas, como es la cirugía plástica. Te pones a ver y hay paquetes, vienen de Estados Unidos, de Centroamérica, con excelentes resultados”, reflexiona Johnson. 

“¿Por qué las áreas de adicciones no han tenido esa oportunidad? Sencillamente por un tema coyuntural: no se ha explotado de manera adecuada a pesar de que existan centros que puedan ejercer esas oportunidades. Y, segundo, porque necesitamos fortalecernos primero en esa área para con nuestra población. Tenemos una incidencia muy alta de consumo de sustancias”, dice, y deja la puerta abierta a la discusión. 
 
 
 
El perfil de los que vienen
Todos los centros consultados para este reportaje coincidieron en un gran punto: la mayoría de los extranjeros que vienen a tratarse a República Dominicana vienen de Estados Unidos. De ellos, muchos vienen de Puerto Rico y un número considerable –si es que no mayoritario- corresponde a dominicanos de segunda generación (nacidos o criados en Norteamérica, pero hijos de compatriotas). 

El fuerte de estos pacientes tiene entre 20 y 35 años, aunque han ingresado personas de hasta setenta años. El mayor porcentaje corresponde a hombres: “Yo diría que la relación es de 5 hombres por cada mujer, y cuidado si más”, explica Johnson. 

Las mayores adicciones tienen relación con la cocaína, opiáceos, alcohol, sedantes, hipnóticos y ansiolíticos. Las mujeres suelen tener más problemas con las drogas legales, y no es extraño que los pacientes presenten algún tipo de trastorno de conducta producido por el mismo consumo de sustancias, como depresiones o esquizofrenias.