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Pese a taxistas molestos, Uber seguiría operando en México

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Pese a taxistas molestos, Uber seguiría operando en México
En esta foto del lunes 25 de mayo de 2015, un hombrre alza el cartel de fuera uber frente a la policía antimotines durante una marcha por una avenida principal de la ciudad de México. AP
MÉXICO. Uber sufre dificultades en muchos lugares del mundo: desde California, donde un fallo judicial le impide clasificar a sus conductores como contratistas, hasta París, donde una protesta de taxistas se volvió violenta y el presidente tuvo que prometer que habrá represión. Sin embargo, el app para conseguir un automóvil particular con chofer estaría a punto de recibir buenas noticias en la capital mexicana.

A la espera de una decisión del gobierno de la ciudad, Uber obtuvo recientemente el apoyo de la influyente Comisión Federal de Competencia Económica, que si bien no es legalmente vinculante, sí tiene mucha repercusión. La misma Comisión de Derechos Humanos de la ciudad se ha pronunciado a favor de Uber.


En otros lugares, los obstáculos legales han sacado a Uber de las calles, pero las autoridades de la Ciudad de México han indicado que le permitirán funcionar en esta megalópolis de más de 20 millones de habitantes.

"En general, entre más opciones tengan los consumidores, mejor van a estar", dijo la presidenta de la comisión de competencia, Alejandra Palacios Prieto, a The Associated Press. "Mejores servicios van a recibir y mejores precios van a poder pagar por esos servicios".

Esto no significa que el camino esté allanado.

Los taxistas han realizado protestas para exigir a las autoridades que arresten a los conductores de Uber e incauten sus autos. Algunos han jurado "cazar" vehículos de Uber y en un caso golpearon con bates de béisbol las puertas y el parabrisas de un auto a pesar de que un cliente estaba en el interior. Un fuerte gremio de taxistas ha jurado no cumplir con los reglamentos para taxis si no se les impone a Uber.

La sanción legal equivaldría a reconocer que a pesar de las quejas de competencia desleal, los servicios basados en apps como Uber y su rival menor Cabify han ganado gran aceptación aquí, debido en parte al pésimo servicio que brindan los taxis tradicionales.

Tomar un taxi en la capital mexicana era correr el riesgo de ser asaltado o secuestrado y casi todos los usuarios tenían al menos una anécdota de las penurias sufridas. Los escarabajos Volkswagen pintados de verde y blanco a los que les retiraban el asiento delantero eran verdaderas trampas para que un cómplice armado asaltara al pasajero.

Desde entonces, esos "vochos" han salido de circulación junto con los modelos más viejos y el delito relacionado con los taxis ha disminuido un poco, de acuerdo con las estadísticas oficiales.

Sin embargo, es difícil borrar la mala imagen que tienen los taxis de la mentalidad popular. Aun hoy, es común al abordar un taxi encontrar latas de cerveza en el asiento trasero, un conductor que se niega a llevar al pasajero a determinado lugar o a bajar el volumen estridente de la radio, o un hedor a tabaco y sudor que se adhiere a la ropa.

Usar los taxis tradicionales, "la verdad, es de miedo", dijo Hugo Castellón. "El servicio es malo... muchas malas experiencias", agregó Castellón, un empleado del sector financiero que ahora usa Uber hasta 10 veces por semana.

Qué contraste con el sedán impecable que conduce César Hernández, un conductor de Uber bien vestido que le abre la puerta al pasajero y lo trata amablemente de "usted". Lava el auto cada dos días, tanto el exterior como los asientos.

"Se trata de que uno se sienta cómodo ¿no?", dijo Hernández, quien dice que trata de "hacer como si el coche fuera de la persona, del usuario... Que se sienta, que ponga la música que gusta, si quiere clima se puede ajustar".

Con su sistema dinámico de precios, las tarifas de Uber suelen ser más altas que las de los taxis callejeros, pero competitivas con las de radiotaxis y taxis de sitio que en general ofrecen buenos servicios. También hay dos apps, Easy Taxi y Yaxi, que permiten llamar a taxis tradicionales.

En otras partes del mundo se han presentado quejas contra Uber por cuestiones de seguridad: acoso sexual en Estados Unidos y una pasajera violada en India, pero en México se lo considera la opción segura, pues gente de todas las clases sociales teme ser secuestrada.

La sensación de seguridad deriva de conocer el nombre y el número de permiso del conductor, que deben someterse a estudios de antecedentes. Muchas familias envían autos de Uber a recoger a sus niños y monitorean el app para seguir su trayectoria. Los padres que limitaban las salidas nocturnas de sus hijos adolescentes ahora las permiten si usan Uber.

"En este caso, mi género, yo creo que demandamos más seguridad y más respeto", dijo Bethzabé Zavala Martínez, una usuaria ocasional del servicio. "Me causa cierta inseguridad tomar cualquier taxi."

Los procuradores de la ciudad dicen recibir al menos dos denuncias al mes por violación en taxi. Los dirigentes sindicales responden que la mayoría de los crímenes violentos ocurren en las decenas de miles de taxis "piratas".

Los taxistas también son víctimas de asaltos, por eso los conductores de Uber se sienten más seguros al conocer la identidad de sus pasajeros, saber que tienen medios suficientes para poseer tarjeta de crédito y teléfono celular. Además, no necesitan llevar dinero en efectivo porque los pagos son electrónicos.

La secretaría de Movilidad Urbana de la ciudad dice que se espera próximamente una decisión a favor de la "modernidad y la experiencia de de viaje". Probablemente habrá alguna regulación y el jefe de gobierno Miguel Ángel Mancera ha dicho que quiere una competencia leal.

Sin embargo, los conductores juran responder con demandas y nuevas si no les gusta la decisión.

La organización Taxistas Organizados de la Ciudad de México dice que pierden 24 millones de pesos (1,5 millones de dólares) diarios y que es injusto que los conductores de Uber o Cabify no sean sometidos a las inspecciones, que son costosas. Sostiene que el gobierno fija tarifas artificialmente bajas por razones "políticas" y que deben aumentarlas si la gente quiere mejores autos.

"Aquí la ley en México es muy clara y lo define y lo encuadra como un delito, como una prestación ilegal de un servicio", dijo el vocero de la asociación, Daniel Medina. "Por lo cual Uber y Cabify para nosotros son delincuentes totalmente".

Las protestas de los taxistas no han logrado ganar a la opinión pública. Durante el reciente bloqueo de una arteria principal de la ciudad, Uber ofreció viajes gratuitos a sus usuarios y reportó un pico del 800% en las descargas de su app.

Apenas dos años después del inicio de sus operaciones en México, la compañía dice que la capital y la zona conurbada son su décimo mercado en el mundo, con 300.000 usuarios. Opera también en Guadalajara, Monterrey, Querétaro y Tijuana y planea extenderse a Puebla.

"Evidentemente la tecnología va avanzando y lo que la ley tiene que hacer es irse adecuando, ir acogiendo todos aquellos avances que sean para mejor la ciudadanía", dijo el vocero de Uber, Luis de Uriarte.
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