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La violencia y la corrupción marcaron el sexenio de Peña Nieto que concliue hoy

Los casos más sonados son la matanza de Tlatlaya, la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotiznapa y la cuestionada compra de la llamada Casa Blanca

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La violencia y la corrupción marcaron el sexenio de Peña Nieto que concliue hoy
El presidente de México, Enrique Peña Nieto, en una imagen del 20 de octubre de 2017. (EFE/MARIO GUZMÁN)

El presidente mexicano, Enrique Peña Nieto, concluye hoy su mandato marcado por la baja popularidad y unos niveles de corrupción y violencia históricos que han dejado en un segundo plano la importancia de las reformas estructurales puestas en marcha.

Entre los pocos signos positivos de su gestión destaca la firma hoy del tratado comercial entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) después de largos meses de negociación y tensión para renovar el Tratado de Libre Comercio de Norteamérica (TLCAN).

La firma del nuevo tratado en Buenos Aires, aprovechando la reunión del G20, constituye un alivio para las empresas de los tres países, después de la feroz oposición del presidente de EE.UU., Donald Trump, a la renovación del acuerdo.

Pero por encima de los logros económicos la violencia y la corrupción han sido la constante del sexenio de Peña Nieto.

El segundo semestre de 2014 resultó, por ejemplo, un obstáculo insalvable en su administración.

De la matanza de Tlatlaya a la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotiznapa y la cuestionada compra de la llamada Casa Blanca, Peña Nieto entró en una vorágine que lo envolvió los siguientes años y de la que no pudo salir.

El alza a los combustibles, la visita del entonces candidato a presidente de EEUU, Donald Trump, el creciente aumento de la violencia y la inseguridad y el desvío de recursos públicos de varios gobernadores y funcionarios públicos agravaron su imagen.

"“Es un sexenio deplorable porque Peña Nieto no estaba preparado para ser presidente de México y lo ratificó durante todo su sexenio” "Sergio Aguayo, investigador de El Colegio de México

Agregó que tal vez “estaba preparado para gobernar el Estado de México y ahí lo dejamos porque las cuentas que rindió en aquella entidad fueron malas”.

Ademas de las cifras históricas de homicidios, la muerte de 22 presuntos delincuentes en Tlatlaya, Estado de México, en un enfrentamiento armado con militares, o el asesinato de 43 estudiantes complicaron la gestión de Peña Nieto.

A ello se unió la información de la compra de una lujosa mansión de la primera dama de México, Angélica Rivera que fue llamada “La Casa Blanca de Peña Nieto”.

La investigación reveló que el inmueble, con un costo estimado de 7 millones de dólares, fue construida entre 2010 y 2012 en la exclusiva zona de Lomas de Chapultepec, en la capital mexicana, por Higa, empresa que ganó varios proyectos de infraestructura cuando Peña Nieto gobernó el Estado de México y ya como presidente.

“Las dos grandes herencias negativas que deja Peña Nieto son la corrupción enorme, desmedida, y la violencia del crimen organizado o la incapacidad de combatirla”, declaró a Efe José Antonio Crespo, investigador del Centro de Investigación y Docencia Económicas.

El historiador y analista consideró que “la corrupción fue desmedida, cínica, sin ningún control, excesiva y fue lo que exacerbó los ánimos de miles de votantes y es lo que va a marcar este sexenio”.

Crespo destacó que en la administración de Peña Nieto “hay cosas que no son tan negativas” como haber mantenido la estabilidad macroeconómica, la creación de 4 millones de empleos formales, la implementación de las reformas estructurales “que son debatibles pero que no se lograron en mucho tiempo” y la larga y tensa renegociación del Tratado de Libre Comercio para América del Norte.

El desempeño de Peña Nieto no pasó desapercibido ya que el 69,2 % de los mexicanos desaprobó su gestión, lo que coloca como uno de los mandatarios más impopulares, según una encuesta del periódico El Universal.

Según el sondeo, solo el 20,5 % de los mexicanos valoró positivamente la Presidencia de Peña Nieto (2012-2018), del Partido Revolucionario Institucional (PRI), mientras que el resto la desaprobó parcial o totalmente.

A dos días de ser sucedido por López Obrador, la popularidad de Peña Nieto tocó fondo y empeoró respecto al 66,8 % de desaprobación que le daba en la misma encuesta el verano pasado.

En uno de sus últimos actos públicos, Peña Nieto dijo estar consciente de que durante su gobierno el país avanzó aunque en algunas asignaturas no se logró todo lo que hubiera querido.

“El México que estamos entregando es mejor, con mejor infraestructura, con más progreso y con condiciones de mayor bienestar que el que teníamos hace seis años”, indicó.

“Peña Nieto nunca salió de su burbuja de ‘pompa y ceremonia’ siempre se mantuvo acartonado, en un mundo aparte y diferente, él y su pequeño grupo, qué bueno que ya se va”, concluyó Aguayo. EFE/Juan Manuel Ramírez G.

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