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Otra oportunidad para Manuel Pinales

Hace unos meses Pinales era un seguro candidato para firmar en el béisbol profesional

SANTO DOMINGO.- Cuatro meses atrás Manuel Pinales no podía ni sentarse; caminar era una utopía. Un accidente en motocicleta le provocó una lesión cervical que casi lo dejó cuadrapléjico, pero la solidaridad de personas desinteresadas le devolvieron a este joven otra oportunidad de levantarse.

El primer día de diciembre pasado Diario Libre publicó un reportaje donde presentaba la realidad de cuatro pacientes en el hospital Dario Contreras que se habían convertido en "Inquilinos sin querer queriendo
" por lesiones en la columna vertebral y una carencia colectiva de recursos para financiar las costosas cirugías. Manuel era uno de ellos.


Gracias al esfuerzo de este medio, conjuntamente con las periodistas Judith Leclerc y Patricia Crusset, la empresa Leidsa donó los más de 120,000 pesos que costaba la operación de Pinales y hoy, con tan solo tres semanas de salir del quirófano, Manuel camina sin dificultad.



Hace unos meses Pinales era un seguro candidato para firmar en el béisbol profesional, pero el accidente nubló todas sus posibilidades. El doctor que lo atiende le dijo que puede volver a jugar si lo desea, pero no con la misma capacidad.

"Ya no podré conseguir firma porque recuperarme del todo llevaría tiempo y cumpliré 20 años pronto. Ahora lo que haré será buscar un empleo y ayudar a mi familia, porque somos muy pobres", precisó.

En la casa de madera de 5 metros de largo por 3 de ancho, donde sobrevive con su padre, hay dos colchones sobre blocs para ambos, el piso es de tierra, no tienen cocina, hay una sola puerta y ni siquiera tienen baño. Sus muebles son dos sillas empolvadas y desgastadas.



Don Teófilo Pinales, el padre de Manuel, fue operado hace unos días de cataratas en los ojos y ahora puede ver un poco. "Me siento muy contento de que mi hijo esté conmigo en casa y ahora que puedo verlo caminar me devuelve la esperanza", expresó.

La madre del joven sufre de una enfermedad mental y debe estar en un centro especializado.

Pese a todo eso, Manuel es dichoso. Aunque no tiene recursos para ayudar a su familia, tiene muchos amigos que estuvieron con él antes, durante y después de su operación y son los que ahora le brindan su solidaridad.

Quizá su futuro ya no esté sobre un montículo o con el bate, pero de algo está seguro: "Haré que el esfuerzo que hicieron para ayudarme valga la pena".
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