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África quiere acabar con la fuga cerebros formando a sus propios científicos

DAKAR. Sidy Ndao dejó Senegal cuando tenía 17 años para estudiar en la Universidad de Nebraska (EE.UU.), donde se doctoró en nanotecnología e ingresó en el departamento docente. Le gustaría volver a su país, pero allí no comparten su pasión por la investigación.

Ndao tan solo es uno de los miles de talentos africanos que han abandonado el continente ante el escaso interés de sus gobiernos por la ciencia.

“Mi país no me ofrecía ninguna posibilidad de ejercer como profesor o investigador en mi especialidad. Si no fuera por este motivo regresaría sin vacilar”, admite en declaraciones a Efe.

Según el Instituto Africano para Ciencias Matemáticas (AIMS), que celebró recientemente en Dakar el foro “Next Einstein”, la contribución del continente africano en la producción científica mundial representa apenas el 1 por ciento.

El presidente de esta institución, Thierry Zoumahoun, reveló además que el número de ingenieros africanos trabajando en Estados Unidos es superior a los que trabajan en su propio continente.

“El salario que ganamos en Estados Unidos no tiene nada que ver con el que nos ofrecen en nuestro país”, admite Ndao, para quien el dinero no es la única motivación.

“Cuando uno emprende una carrera doctoral no lo hace por dinero, sino por pasión. Me gustaría regresar a mi país para enseñar en universidades africanas”, argumenta el joven profesor de ingeniería nanotecnológica.

Lo mismo opina Moussa Thiam, un estudiante maliense de 27 años que está finalizando su tesis doctoral en la Universidad de Ottawa (Canadá).

Su investigación versa sobre un nuevo material de construcción elaborado a partir de residuos plásticos que podría reducir en un 25% el coste de las obras.

“¿Quedarme en Canadá? ¡Ni pensar! Regreso a Mali nada más acabar con la tesis. Quiero ser profesor para compartir el saber adquirido”, afirma Thiam, quien cree que poco a poco mejorarán las condiciones para acabar con la fuga de cerebros.

Para Arsène Nday N’Senga, investigador de la República Democrática de Congo, los países africanos están haciendo un esfuerzo para mejorar el entorno de la investigación y la innovación tecnológica.

“Como africanos, debemos hacerlo todo para formar ingenieros que trabajen por los intereses del continente, en vez de hacerlo por entidades ubicadas en el extranjero”, argumenta.

El objetivo a medio y largo plazo de AIMS es formar a un millón de investigadores y 2,5 millones de ingenieros africanos para sentar las bases de un futuro que garantice los objetivos continentales en términos de investigación científica e innovación tecnología.

Senegal, Ruanda y Etiopía han lanzado ya un programa universitario para formara a 10.000 investigadores en varias disciplinas.

“Frenar la fuga de cerebros exige mejorar las condiciones de trabajo, pero no solo eso. Es necesario también acabar con la corrupción y el nepotismo que fuerzan a miles de africanos bien formados a no regresar a su país”, advirtió el presidente fundación alemana Robert Bosch, Joachim Rogall, durante el citado foro.

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