¿Dónde caerían en el Quisqueya y Cibao los palos kilométricos de Soto, Sánchez y Cruz en Grandes Ligas?
Statcats y Google Maps ayudan a ilustrar el alcance de esos batazos en parques de la Lidom
Nathanael Pérez Neró
Para fines estadísticos, un jonrón dentro del parque cuenta igual que el clásico que pasa sobre la pared e incluso en la retina del fanático y el propio jugador el primero tiene más probabilidades de quedar en la retina, quizás por lo poco habitual o las complicidades que deben darse.
Pero los batazos kilométricos son igual de inolvidables (tanto así como el triple de media cancha en el baloncesto o el gol olímpico en el fútbol) y ni la frecuencia con la que se conectan en el último lustro parece dejar de sorprender a los seguidores del béisbol.
En esa fiesta de palos largos está el toque dominicano.
Como una forma de descargar con el madero su molestias por los días que el COVID-19 le hizo perder, Juan Soto despachó el lunes un descomunal palo de 463 pies en la victoria de los Nacionales sobre los Mets en el Citi Field de Nueva York. El miércoles se superó con otro de 466 pies en el mismo parque, una bola que nadie vio caer en el prado derecho del majestuoso recinto localizado en Queens.
Ese miércoles, su compatriota Miguel Ángel Sanó se asoció con la física e hizo valer su fortaleza en las 272 libras que registra con pronunciados bíceps y hombros para conseguir un palo que el sistema de medición de la MLB, Statcat, lo colocó a 442 pies. Un dato que pocos creyeron fuera tan corto, puesto que ni los narradores de los Cerveceros por más repeticiones que hicieron identificaron el final de la pelota en el Miller Park de Milwaukee.
Stacats registra ya en lo que va de campaña nueve jonrones que superan los 450 pies. En todo 2019 hubo 12, pero fue el menor número desde que la liga introdujo en 2015 la herramienta que mide desde la velocidad de salida de un batazo hasta el recorrido que realiza un defensor detrás de un elevado. En 2018 fueron 42, en 2017 llegó a 74, en 2016 a 77 y en 2015 a 78.
Entre criollos
Nelson Cruz y Gary Sánchez tienen la marca de los batazos más largos pegado por dominicanos desde que se introdujo el software desarrollado por Amazon. Cruz pegó el suyo el 24 de septiembre de 2016, entonces con los Marineros, cuando su batazo conectado a Tyler Duffey, de los Mellizos, alcanzó los 493 pies, con una velocidad de salida de 114 kilómetros por hora.
Sánchez lo hizo el 22 de agosto de 2017 ante Mathew Boyd, de Detroit, con un swing que salió a 113 km/h.
El palo más largo sigue en poder de Trevor Story, en 2018 cuando dio uno de 502 pies.
¿Adónde llegaría?
Ayudado por la aplicación de Google Maps, en un estadio como el Quisqueya el batazo de Soto del miércoles hubiese llegado 115 pies después de la pared del jardín derecho, a 11 metros de la calle Pepillo Salcedo.
Los de Cruz y Sánchez no solo pasarían sobre las tribunas del prado izquierdo del estadio Cibao, sino que terminarían sobre la avenida T. Rojas y terminarían en el play de sofbol del Club Luis Veras. Recorrería 132 pies más de lo requerido para ser jonron.
Nathanael Pérez NeróLicenciado en Comunicación Social egresado de la universidad O&M. Ejerce como periodista especializado en deportes desde 2001.
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