El legado de Sven
El fútbol llora a Sven-Göran Eriksson, el arquitecto del Scudetto de Lazio
Antes de la irrupción de las exitosas carreras de los Guardiola, Mourinho, Ancelotti, Klopp, entrenadores que hoy forman parte de la élite de los banquillos en Europa, el fútbol moderno de alguna manera fue transformado por un sueco que, por su personalidad y liderazgo especiales, supo dejar una huella importante en cada uno de los clubes y selecciones que le tocó dirigir. Les hablo de Sven-Göran Eriksson, quien falleció el día de ayer, lunes, a los setenta y seis años enlutando al fútbol mundial.
Sven, fue un entrenador fuera de serie; de presencia serena, de pocos exabruptos. No era del tipo que suele alzar la voz en los vestuarios ni de musarañas en la banda. Llegaba a sus jugadores en base a la confianza que construía en torno a cada grupo, transmitiéndoles su meticulosa visión de la táctica del juego.
De todos sus equipos, por un tema generacional, recuerdo con especial admiración a su Lazio de la temporada 1999-2000, un plantel capitaneado por Alessandro Nesta que tenía a jugadores de la talla de Verón, Simeone, Fernando Couto, Almeyda, Nedved, Sensini, Marcelo Salas, Mancini, Ravanelli, Boksic, Stankovic; un equipazo que marcaba la pauta de aquel entonces en el marcaje en zona. Con ellos, consiguió el histórico Scudetto, deteniendo el predominio que implantaron en el calcio italiano la Juventus y el Milan en los años noventa.
Más allá de sus logros en la cancha, Eriksson será recordado como un hombre de principios, un caballero en todo el sentido de la palabra. Su trato con jugadores, dirigentes y periodistas fue siempre respetuoso, podríamos decir que casi paternal. Le huyó a los protagonismos y a los primeros plano; para él, el juego era una construcción completamente colectiva donde su misión de sacar lo mejor de cada uno de sus futbolistas no estaba por encima de ninguno de ellos.
Hace muy poco compartió un mensaje de despedida donde nos instaba a cuidarnos y a cuidar nuestra vida, pero sobre todo, a vivirla; así cerraba unas líneas llenas de un sentimiento hermoso, propias de quien supo ganarse el corazón de tanta gente. En los estadios de casi todo el mundo, especialmente los de los clubes donde dirigió, se compartirá un silencio en su memoria de un legado que el fútbol conservará, a pesar del paso del tiempo.
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