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Fútbol femenino
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Futbolistas colombianas en luchan por salvar torneo profesional

Las quejas sobre el manejo del fútbol de mujeres en Colombia comenzaron a crecer el mes pasado

Las noticias de que la recién creada liga profesional pudiera ser cancelada coronaron un mes turbulento para el fútbol femenino

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Futbolistas colombianas en luchan por salvar torneo profesional
Sara Pulecio, que jugó para el club colombiano La Equidad, controla el balón durante una clínica para futbolistas profesionales colombianas en Bogotá el viernes, 8 de marzo del 2019. (AP/FERNANDO VERGARA)

Una noche reciente, Sara Pulecio se puso a driblar con un balón alrededor de conos anaranjados y saltó reiteradamente sobre pequeños obstáculos colocados por los entrenadores en el campo con el fin de desarrollar fortaleza en las piernas.

La clínica de fútbol, organizada por una marca global de artículos deportivos, le dio a Pulecio y a varias otras futbolistas profesionales una rara oportunidad de entrenarse en medio de un prolongado paréntesis tras el final de la última temporada. Y aunque los ejercicios fueron intensos, la mediocampista de 20 años finalizó con una amplia sonrisa.

“Hacemos lo que podemos por nuestra cuenta, para mantenernos en forma”, dijo Pulecio. “Esto se parece a lo que hacemos normalmente pero no es lo mismo que la preparación dentro de la liga”.

Pulecio ha representado a Colombia en cinco torneos internacionales y era una de las jugadoras de mayor proyección en la liga femenina del país.

Pero la mediocampista de contención apenas se ha entrenado desde el fin de la campaña en mayo y se vio en riesgo de estar sin trabajo este año, en momentos en que las autoridades del fútbol contemplaban cancelar la liga profesional debido a su pobre rendimiento financiero.

Las noticias de que la recién creada liga profesional pudiera ser cancelada coronaron un mes turbulento para el fútbol femenino en el país. El mes fue marcado, además, por denuncias de acoso sexual contra dos entrenadores y quejas de malas condiciones de trabajo para las jugadoras de la selección nacional.

Las futbolistas han buscado salvar la liga, al tiempo que exigen mejores condiciones para el equipo nacional. La lucha por la igualdad evoca reclamos en otros países como Estados Unidos y Argentina.

“Es muy difícil cuando tienen sueños y anhelos, y simplemente ellos los hacen al lado”, dijo Pulecio tras una rueda de prensa reciente en que las jugadoras instaron a la dirigencia que ofreciera soluciones para salvar la liga femenina. Añadió que la cancelación de la liga “podría acabar con la ilusión de las niñas” que entrenan en las divisiones inferiores.

El martes, se realizó una asamblea de la división mayor del fútbol colombiano, Dimayor, que decidió integrar una comisión para estudiar la realización de lo que sería la tercera temporada de la liga profesional de mujeres.

La comisión está integrada por cuatro clubes: América de Cali, Atlético Huila, Santa Fe y Tuluá. Participarán también en estos esfuerzos la futbolista Isabella Echeverri, la vicepresidencia de la república y el Ministerio del Trabajo.

Al concluir la sesión, el presidente de la Dimayor, Jorge Enrique Vélez, indicó que el grupo buscará “conseguir la financiación” para que el torneo se realice en agosto, sin conocerse aún con cuántos equipos.

Pero la Asociación Colombiana de Futbolistas Profesionales (Acolfutpro), que ha apoyado a las jugadoras en su lucha por mantener viva la liga, consideró una victoria lo anunciado en la asamblea.

“¡La Liga profesional femenina de @Dimayor es una realidad! Se nombró una comisión de clubes... ¡Lo logramos!”, tuiteó la agrupación. “Trabajamos duro para que las mujeres futbolistas puedan ejercer su profesión”.

Las quejas sobre el manejo del fútbol de mujeres en Colombia comenzaron a crecer el mes pasado, cuando dos destacadas jugadores de la selección publicaron un video en Twitter en el que plantearon lo que describieron como prácticas discriminatorias.

Echeverri y Melissa Ortiz dijeron que en los últimos dos años a las jugadoras de la selección nacional se les ha negado estipendios como los pagados a sus contrapartes varones cuando entrenan con la selección.

Las jugadoras dijeron que no se les pagó los premios por avanzar a la segunda ronda de la Copa del Mundo de 2015 en Canadá y que en varias ocasiones se vieron obligadas a pagar por sus propios pasajes de avión para acudir a las concentraciones de la selección nacional, algo impensable en el fútbol de hombres.

Ramon Jesurún, presidente de la federación de fútbol de Colombia, dijo en una entrevista con la prensa local que es la primera vez que escucha de esas quejas y prometió iniciar una investigación.

Pero las jugadores dicen que tienen cartas que datan de 2012 y grabaciones que muestran que ellas les habían presentado previamente sus quejas a dirigentes de la federación.

Daniela Montoya, un mediocampista de la selección nacional, dijo que la dejaron fuera de la selección a las Olimpiadas de Río 2014 como castigo por hablar con la prensa sobre las irregularidades. La semana pasada les proveyó a periodistas una grabación que hizo en abril de 2016, en la que un funcionario del fútbol colombiano la reprende por hablar sobre las disputas sobre dinero y la llama una “punta de lanza” que había que sacar.

Las denuncias han desatado un debate nacional sobre el estatus del fútbol de mujeres en Colombia, donde el deporte de hombres es seguido apasionadamente mientras las mujeres a menudo juegan anónimamente por alrededor de 400 dólares mensuales.

Además alentaron a una fisioterapeuta que trabajó con la selección nacional a revelar detalles de cargos de acoso sexual que ella presentó contra un entrenador de 70 años que estaba a cargo de la selección Sub17.

Carolina Rozo, de 34 años, dijo que el técnico Didier Luna la abrumó con trabajo, la dejó fuera de reuniones, le gritó y le hizo la vida imposible a tal punto que le causó depresión luego que ella rechazó varios intentos del entrenador para tener una relación íntima. Dijo que Luna, además, toqueteaba a jugadoras en los entrenamientos.

“Espero que se haga justicia no solamente por mí, sino por las niñas”, dijo Rozo. “Son menores de edad y con todo esto que está sucediendo en el fútbol femenino es complicado que se quiten ese miedo de salir a denunciar”.

Luna negó las acusaciones en una declaración, diciendo que eran “sensacionalistas” y buscaban manchar” su imagen. Pero fue sacado del equipo nacional y está ahora bajo juicio. Una jugadora del mismo equipo Sub17 que no quiso revelar su identidad presentó cargos separados de acoso sexual contra otro miembro del equipo de Luna.

Mientras las mujeres de la selección presionan para que se atienda a sus denuncias, unas 500 mujeres que jugaron el año pasado en la liga local habían quedado en la incertidumbre.

Colombia lanzó su liga profesional de mujeres en 2017, convirtiéndose en apenas el segundo país sudamericano en hacerlo, después de Brasil.

Pero la semana pasada las autoridades del fútbol colombiano propusieron que la liga de 23 equipos quedara con el estatus de semiprofesional, diciendo que los clubes femeninos profesionales no eran rentables y han creado una carga financiera considerable para clubes que ya tienen equipos de hombres. En Colombia, solamente los miembros de la Dimayor tienen licencia para mantener equipos profesionales. La mayoría de los clubes que tienen equipos profesionales de mujeres han tenido equipos masculinos desde hace décadas.

Diego Perdomo, director de fútbol de mujeres del Atlético Huila, dijo que su equipo se gastó unos 30.000 dólares al mes en salarios para jugadoras, entrenadores y personal de apoyo el año pasado.

Pero Huila reportó pérdidas generales de 1 millón de dólares en la primera parte de 2018. La mayoría de sus ganancias provino de su equipo de hombres.

El club tuvo un pequeño beneficio económico en diciembre cuando su equipo de mujeres ganó la versión femenina de la Copa Libertadores, recibiendo casi 50.000 dólares en premio.

Bajo las condiciones actuales, no obstante, se gastarían ese dinero en un par de meses. Los equipos ganadores de la Copa Libertadores ganan 6 millones de dólares en bolsa.

“Sólo tenemos un sponsor para nuestro equipo femenino y los medios tampoco han apoyado mucho”, dijo Perdomo.

Mencionó que solo un periodista de Colombia viajó a Brasil para cubrir la final de la Libertadores femenina. No se transmitió por la televisión en el país.

Las jugadoras han propuesto soluciones para salvar la liga, incluyendo reducir el número de equipos y usar fondos públicos, además de subsidios de la FIFA, para sostenerla. Le han pedido además a la federación colombiana que nombre a alguien a fin de encabezar esfuerzos para promover el fútbol de mujeres.

Funcionarios del gobierno han ofrecido reunirse con compañías para recaudar fondos para la liga, pero no ha n prometido fondos públicos.

Y en lo que la incertidumbre sobre la liga continua, las jugadoras más destacadas buscan salir del país.

En Bogotá, Pulecio dijo que confía en que la liga profesional sobreviva. Pero ha firmado con un agente que le está buscando un club en España.

“Esta liga es el sueño de muchas de nosotras”, dijo Pulecio. “Realmente sería muy triste acabarla y simplemente dejar a un lado los esfuerzos que se han hecho desde muchos años”.

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