Compartir
Secciones
Podcasts
Última Hora
Encuestas
Servicios
Plaza Libre
Efemérides
Cumpleaños
RSS
Horóscopos
Crucigrama
Más
Contáctanos
Sobre Diario Libre
Aviso Legal
Versión Impresa
versión impresa
Redes Sociales

Zacarías Bonnat o cuando levantar 357 libras es la parte más fácil a los 22 años

La gran promesa de la halterofilia superó problemas legales y de salud

SANTO DOMINGO. Zacarías Bonnat Michel ríe fácil porque sabe que su futuro luce tan brillante como el oro conquistado en Barranquilla que cuelga de su cuello y porque cree que levantar 162 kilos (357 libras) en arranque fue menos difícil que los calvarios superados en última década cuando estuvo a minutos de morir dos veces y su acta de nacimiento no servía para nada durante dos años.

Nacido en Bayaguana en 1996 de una pareja de agricultores haitianos con casi dos décadas en el país, Bonnat se entusiasmó con las pesas a los 17 años (2012) para mejorar su físico (tras descartar el karate y no tener recursos para comprar un guante de béisbol). Pero su admiración por los éxitos de Yudelkis Contreras estimuló un meteórico progreso que en un año lo llevó a la preselección nacional.

Al cumplir los 18 años la Fuerza Aérea quería reclutarlo, pero no podía obtener la cédula por la condición de irregularidad de su madre a la hora de declararlo, ni el pasaporte para viajar a El Salvador en 2015, ni para continuar en el liceo Moraime Veloz de Bayaguana.

Fue cuando la Federación Dominicana de Pesas contrató un abogado y cubrió los costos que le permitieron regularizar su situación, un proceso que tomó dos años sin saber cómo terminaría.

“Es difícil ver que no te reconozcan como un ciudadano cuando naces, creces y tienes la intención de dar todo por ese país, es difícil. Pero gracias a Dios todo se resolvió y esta medalla es una forma de retribuir al país que quiero”, dice Bonnat, a punto de tomar las pruebas nacionales para culminar el bachillerato y estudiar educación física.

Hace un año, cuando viajaba al Panamericano de Miami y aterrizó en el aeropuerto floridense sintió un fuerte dolor, una perforación de un intestino por una formación congénita, que requirió una operación. Al llegar al país volvió a ser intervenido por una septicemia, una infección grave por la existencia de un foco infeccioso en el interior del cuerpo.

NPerez@diariolibre.com

TEMAS -