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Descontento de Serena Williams encuentra eco en mujeres negras

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Descontento de Serena Williams encuentra eco en mujeres negras
En la imagen el juez portugués Carlos Ramos en una discusión con Serena Williams del partido del sábado. (AP)

NUEVA YORK. Serena Williams le exigió una disculpa al árbitro de la final del Abierto de Estados Unidos y le reprochó haberle robado. Y aunque esa reacción le valió una penalización a la exitosa tenista, Breea Willingham entendió perfectamente su frustración y disgusto.

Willingham no es una estrella del deporte, pero sí es una mujer de raza negra. Ella y otras se dicen identificadas con la experiencia de Williams. Afirman que ellas también se ven forzadas con frecuencia a cuidar el tono de su voz y sus palabras en el ámbito laboral, en formas que no se exigen ni a los hombres ni a las mujeres blancas.

Y de no hacerlo, afirman que se les encasilla en el estereotipo de la “negra enojada”.

“Mucho de lo que ella experimentó lo vivimos nosotras también en el lugar de trabajo”, comentó Willingham, profesora de justicia penal en la Universidad de Nueva York en Plattsburgh. “Como mujeres negras... se espera que no nos salgamos de nuestro carril, ése carril creado para nosotras. Cada vez que nos salimos, nos convertimos en un problema”.

El estereotipo referido está vigente, asegura Felicia Martin, empleada federal de 36 años, quien reside en Brooklyn. Recuerda que una vez atestiguó la forma en que una colega blanca vociferó toda variedad de insultos y lanzó objetos, sin enfrentar repercusión alguna. En cambio, a Martin se le habría pedido que se calmara sólo por expresar su molestia en un tono normal de voz.

“Si estoy disgustada por algo, debería poder expresártelo”, comentó Martin.

Durante la derrota del sábado ante la japonesa Naomi Osaka, Williams recibió una advertencia del juez de silla, por infringir una regla que rara vez se hace cumplir, y que impide al entrenador dar indicaciones desde un costado de la cancha. Indignada, Williams se defendió y negó que hubiera hecho trampa.

Poco después, descargó su frustración azotando la raqueta contra el piso, y se le descontó un punto. Protestó de nuevo y exigió una disculpa al árbitro, quien esta vez le descontó un game.

Muchas personas, incluidas varias mujeres de raza negra, coinciden con Williams en la opinión de que fue sancionada pese a que los hombres han incurrido en expresiones incluso más agresivas.

“Muchas cosas me pasaron por la cabeza en esa situación particular. Primero, pregunté qué se diría de ella al día siguiente. Ya saben, la típica negra enojada... cuando la realidad es que ella sólo se defendió y se pronunció por los derechos de las mujeres”, dijo Zina Garrison, excampeona de tenis, quien es negra. “Cualquier mujer, cuando se pronuncia a su propio favor, siempre se topa con la situación en que la gente dice: ‘Es demasiado extrovertida’, ‘debería actuar como un hombre’, todo eso. Pero si además es una mujer negra, surgirá lo de la ‘negra enojada’, ‘¿quién se cree que es?’”.

Martin y otras mencionaron la caricatura realizada por un dibujante australiano como el ejemplo más claro del estereotipo que enfrentan las mujeres negras. Mark Knight, del Herald Sun de Melbourne mostró a Williams como una mujer robusta y bocona que salta encima de una raqueta rota. Mientras, el juez de silla habla con una mujer rubia y delgada, presumiblemente Osaka, quien en realidad es descendiente de japonesa y haitiano.

“¿Tan sólo puedes dejar que ella gane?”, le pide el juez a la otra tenista.

Muchos han considerado racista la caricatura.

“Me ofendió profundamente. Esto no es un chiste”, dijo Vanessa K. De Luca, ex directora editorial de la revista Essence, quien escribió una columna sobre el tema.

El caricaturista “ignoró por completo el motivo por el que ella estaba disgustada”, dijo De Luca a The Associated Press. “Se trataba de su integridad, y cualquiera que no lo entienda está perpetuando la anulación que muchas mujeres negras perciben cuando tratan de hablar en su defensa. Es como si nuestras opiniones no importaran”.

Algunas mujeres de raza negra comentan que deben preocuparse siempre por la forma en que plantearán algo, de modo que no se suponga que simplemente están enojadas o que son demasiado emotivas.

“Es agotador”, dijo Denise Daniels, de 44 años, quien trabaja en desarrollo profesional para educadores en el Bronx. “Esto sí disminuye el grado de satisfacción en el trabajo, en comparación con el que disfrutan otras personas, porque es un costo adicional”.

Willingham piensa que ello fue parte de la experiencia de Williams, lo mismo que una carrera en la que ha debido soportar otras frustraciones, como en el Abierto de Francia, cuando se le prohibió utilizar un ceñido leotardo negro.

“Lo siento por ella, Creo que estaba harta, que estaba cansada de esto”, indicó. “¿Cuánto más se supone que ella y nosotras debemos soportar?”.

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