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Antes que nada, no haga daño

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Antes que nada, no haga daño
Incluye contenido de The Economist

Los haitianos tienen buenas razones para sospechar de los extranjeros que dicen actuar a favor de sus intereses. En el siglo XIX, Francia, el anterior poder imperial, amablemente ofreció que los bancos parisinos financiaran las reparaciones que exigía a cambio de reconocer la independencia del país. La deuda resultante socavó el tesoro haitiano durante décadas. Un siglo más tarde, los Estados Unidos generosamente construyeron la infraestructura del país - utilizando trabajadores como esclavos durante una brutal ocupación militar.

Actualmente, los bienhechores en Haití son los 9,000 miembros de la Minustah, la fuerza de paz de las Naciones Unidas. Seguro tienen mejores intenciones que los intrusos del pasado. Pero el gobierno haitiano tiene tan poca influencia sobre ellos como la tenía sobre los marines estadounidenses. Y en años recientes, la fuerza ha infligido graves daños. Sus tropas fueron acusadas de ocasionar la epidemia de cólera que costó la vida a 7,000 haitianos, y en numerosas ocasiones han sido acusados de casos de violación y asalto sexual. Sus malos pasos están provocando cada vez más las demandas de que las fuerzas de paz respondan por sus actos.

La última descarga de relaciones públicas fue lanzada el 21 de abril en el Festival de Cine Tribeca en Nueva York. "Béisbol en el Tiempo del Cólera", dirigida por dos trabajadores sociales extranjeros que viven en Haití, entreteje las historias de un atleta adolescente que pierde a su madre durante la epidemia del cólera y de abogados que demandan a las Naciones Unidas por la negligente sanidad en una base nepalí de las fuerzas de paz. La película muestra la base, que incluye tuberías de aguas residuales que desembocan en un tributario del río más grande de Haití. Los primeros casos de cólera surgieron cerca de la base, y la bacteria - una cepa sud asiática - rápidamente se propagó a lo largo del río y su red de canales, que los haitianos utilizan para bañarse, beber, irrigar sembrados y lavar ropa.

Desde que se inició la epidemia, las Naciones Unidas han tratado de esquivar las acusaciones de responsabilidad, diciendo que la fuente de la enfermedad no se conoce o no es importante. Pero una serie de estudios epidemiológicos y de genomas, prácticamente han establecido que la participación de la Minustah es un hecho. Hasta Bill Clinton, el enviado especial de la ONU en Haití, lo ha reconocido. El mes pasado dijo "fue la causa próxima del cólera". "O sea, [un soldado de la Minustah] portaba la cepa del cólera. Se trasladó de sus flujos residuales a las corrientes de agua de Haití a los cuerpos de los haitianos."

En noviembre, citando pruebas científicas, los abogados que aparecen en la película sometieron 5,000 reclamos a la oficina de reclamaciones de la Minustah en nombre de las víctimas del cólera, solicitando daños y perjuicios de por lo menos US$250 millones. El departamento de las fuerzas de paz de la ONU dijo que las está estudiando. Hasta ahora, la oficina de reclamaciones sólo ha manejado demandas pequeñas, como daños a la propiedad.

El acuerdo de la Minustah con el gobierno establece que las disputas más grandes deberán ser manejadas por un tribunal especial. Sin embargo, hasta ahora, no se ha establecido ninguno. Como las fuerzas y sus tropas disfrutan de inmunidad de los tribunales locales - que la mayoría de los países exigen antes de ofrecer soldados a la ONU - las víctimas del cólera no tienen otro recurso legal. Como resultado, sus abogados amenazan con impugnar la inmunidad de la Minustah en los tribunales haitianos si la ONU no se ocupa de los reclamos. Eso podría afectar las operaciones de paz en todo el mundo.

La reputación de la Minustah ha sido empañada también por acusaciones de abuso sexual. Dos soldados paquistanís fueron acusados de violar un niño de 14 años, y un grupo de soldados uruguayos supuestamente asaltaron sexualmente a un joven de 18 años y filmaron el incidente. El sistema judicial ha funcionado algo mejor en estos casos - un tribunal militar paquistaní convocado en Haití condenó sus soldados el mes pasado, y es probable que los uruguayos sean juzgados en su país. Pero los paquistanís fueron condenados sólo a un año de prisión. Una canción popular en el carnaval haitiano este año incluía una frase advirtiendo a los hombres jóvenes que anduvieran cerca de los soldados, que cuidaran sus traseros.

Mientras los haitianos están indignados por los atropellos de la Minustah, cada vez más cuestionan los beneficios que les aportan. Originalmente la ONU desplegó la fuerza en el 2004 para estabilizar al país durante los disturbios civiles que siguieron a la destitución de la presidencia de Jean-Bertrand Aristide, un exsacerdote populista. No ha habido ningún conflicto armado serio en Haití desde el 2006 - que puede considerarse prueba de la eficacia de la Minustah o de su irrelevancia. Aún si las tropas contribuyen a la seguridad, los críticos de la fuerza de paz señalan que el presupuesto de un solo año de US$800 millones podría ser suficiente para renovar la decrépita infraestructura hídrica del país. Eso podría haber evitado la epidemia del cólera.

La huella de la Minustah en Haití se está haciendo un poco más ligera. Asumiendo que 1,600 tropas salgan en junio como está programado, la fuerza sería reducida a 7,400, más o menos el número que había en Haití antes del terremoto del 2010. Pero no es probable que sea reducida aún más en vista de los enfrentamientos políticos durante el primer año de la presidencia de Michel Martelly, un exmúsico. En febrero, su primer ministro, Gary Conille, anunció que renunciaría, apenas cuatro meses después de ocupar el cargo, que dedicó principalmente a investigar la corrupción. Martelly puede hacer muy poco hasta que se confirme su sucesor. El 17 de abril, 50 miembros de una fuerza paramilitar de renegados, alegando representar una milicia de voluntarios que han ocupado cuarteles abandonados del ejército, interrumpieron en el Parlamento y obligaron a suspender la sesión. El Presidente se encontraba fuera del país recuperándose de una embolia. El gobierno no está en posición para dictar términos. Sólo la ONU puede restaurar la legitimidad de la Minustah.

© 2012 The Economist Newspaper Limited. All rights reserved.

De The Economist, traducido por Diario Libre y publicado bajo licencia. El artículo original en inglés puede ser encontrado en www.economist.com