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A ti, maestro o maestra dominicano

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A ti, maestro o maestra dominicano

Por Alejandro Fernández W.

Analista financiero

Sobre tus hombros descansa el futuro de nuestro país. Valoro tu trabajo porque se trata de un compromiso de vida y una vocación de servicio.

Apoyé el 4% a favor de la educación y los ajustes en tu compensación salarial y la inversión en tu formación pedagógica, pues es parte de los pasos necesarios para la justa dignificación de tu rol en nuestra sociedad.

Pienso en los dominicanos que más admiro, y entre ellos están tus pares. Giselle Scanlon, Cristiana Abreu, Margarita Paniagua, José Reyes y Benito Blanco. Fueron todos maestros a quienes les debo mi esencia, cual si fueran mi madre y mi padre.

Inicio así este trabajo, porque lo que te quiero expresar quizás te parezca muy duro, frío o hasta insensible. Créeme. Ni lo es, y mucho menos es mi intención.

El ejemplo de doña Sonia

No quiero discutir sobre si procede o no el reciente aumento salarial de 10% que fue negociado por tu gremio y las autoridades. Por mi, sinceramente, ojalá hubiese sido de 100%. Es más, hasta de 200%. ¡Clarines que si!

Pero, pero, pero... Te adelanto algo: La solución a tus problemas financieros y económicos no está en tu nivel de ingreso.

Si no me crees, pregúntale a doña Sonia, la honorable senadora que, aún con ingresos que rondarán RD$300 mil no tiene para dos botellas de agua, ni para tener un chele en banco.

Si piensas que exagero, te cuento que nuestro país está repleto de Sonias, en todos los niveles. La enfermedad, querida maestra, no está en la sábana.

Siete ideas para ti

Sea que te aumenten 10% o hasta el 100%, comparto algunos pasos que puedes tomar para lograr la tranquilidad financiera tan necesaria para que puedas enfocarte en lo importante.

Primero: Respeta las deudas.

De hecho, podría dejar de escribir y dejarlo ahí, con ese único consejo. Si puedes, evita la deuda. Con quien sea, la cooperativa o el banco de tu nómina.

Son demasiados los maestros que, ¡insólitamente!, a penas reciben el 20% de su nómina luego de descuentos de préstamos excesivamente altos y desproporcionados a su nivel salarial.

Tratar de solventar esa situación comprando en la tienda de la cooperativa para luego revender lo comprado a descuento tampoco resolverá el problema.

Recurrir a financiar consumos con tarjetas de crédito al 60% tampoco es la solución. Obvio que ir donde el prestamistas (del módico 240%) que pululan a tu alrededor mucho menos.

Segundo: Prioriza. Si, ¡prioriza! Claro que puedes tener tu vivienda. También un vehículo. Y proveerle una educación univesitaria a tus hijos. Quizás algún día acumular un pequeño capital para independizarte.

Lo único es que no, no podrás hacer realidad todas esas aspiraciones simultáneamente o al mismo tiempo. No, no se puede.

Tendrás que construir tu futuro paso a paso. La razón del por qué recurres a tantas deudas es que, equivocadamente, a través de ellas estás ilusionándote en pensar que todas esas metas son realizables ahora. No, no lo son.

Tercero: Construye el hábito del ahorro. Aunque sea del 1% de tus ingresos. Eventualmente eleva el monto de ese ahorro.

Pero ojo: Ese ahorro es para que lo tengas disponible. Para que si surge alguna emergencia, (¡como surgirán!) puedes apoyarte en el y no en el usurero.

Se que ahorras, ¿pero para qué? Porque si es para tenerlo congelado o secuestrado en la cooperativa, para luego enlíarte comprometiendo el 80% de tus ingresos, ¿qué sentido tiene eso? Mejor es que no ahorres así.

Cuarto: Ponle nombre y apellido a tus ahorros. Primero construye tu “clavito” para emergencias. Luego un monto para tus distintas metas, que serán tan diversas como maestras hay.

Quinto: ¡No te dejes llevar del otro! Lo que tienes no te define. Se que nuestras maestras tienen muchas necesidades acumuladas y claro que corresponde subsanar esos déficit pasados.

Pero también me consta que muchos son los que querrán venderte productos (electrodomésticos, prendas, vehículos o viajes) que tocaría ver si son necesarios para tu bienestar o si más bien atentan contra el logro de tus reales metas.

Sexto: Cultiva y valora tu vida personal, matrimonial y familiar. No hay sueldo que rinda para tener amantes, novias o dos familias. Nunca alcanzará.

Maestra: Cuídate de los “chapeadores”. Si, de esos hombres, muchos, que andan por ahí, interesados solo en tu ahora relativamente atractivo y estable nivel de ingreso y en tu acceso al crédito. Para explotarte. Para sacarte un motor, un vehículo o un clavito y luego abandonarte.

Séptimo: Evita los juegos de azar o las “bancas” de apuesta. Piensa: ¿Cuántos de tus compañeros juegan con regularidad? ¿Cuánto al mes? ¿Cuántos son “millonarios ” ahora gracias al juego? Súmalos. Abre los ojos.

El juego no es más que un impuesto a los pobres y a quienes no saben de matemáticas. Un sabio afirmó es. Y tiene razón.

Finalmente, a tu alrededor hay muchos maestros y maestras que han sabido manejar sus finanzas y crecer, aún antes del 4%. Habla con ellos. Aprende de ellos. Por tu propio bienestar y por el futuro de nuestra nación.

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