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En defensa del empleado

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En defensa del empleado

Por Alejandro Fernández W.

Analista financiero

Salomón es uno de los tantos profesionales que hacen posible que esta columna llegue a sus manos. Como es casi la norma, lleva concurrentemente dos empleos, el de por “la mañana” y otro “por la tarde” (que es, realmente, un doble turno por las noches). Típicamente lo veo entrar a la redacción justo cuando me retiro de escribir.

Como Salomón hay, sin temor a equivocarme, decenas de miles de dominicanos que, para acercarse, aunque sea mínimamente al sueño de “la clase media” aprovechan las oportunidades del pluriempleo: El conserje que es también guardián, el juez que también es profesor y la cajera que es contadora por las noches.

Una noche Salomón alcanzó a verme en la televisión, comentando las recientes medidas tomadas por la Dirección General de Impuestos Internos para fortalecer el cobro del impuesto sobre la renta, específicamente el de los empleados.

Salomón no se dio por aludido con mi comentario. Trabajaba en dos empresas reconocidas, con sus respectivos departamentos de recursos humanos, y si alguna ventaja tiene el ser empleado, pensaba mi amigo, es que uno no tiene que mortificarse con eso de la DGII, ni la TSS ni con las AFPs o la ARL, iniciales que todos los meses se quedaban con una parte de sueldo. “¿Para qué? No sé...”

Le llamamos de la DGII

Su despreocupación duró hasta una mañana, cuando al abrir su correo electrónico se encontró con un mensaje de la “DGII”. Escueto, con términos que no entendía, algo confuso, el mensaje invitaba a Salomón a que pasara por unas de las oficinas de la administración tributaria de Impuestos Internos.

Recordó mi comentario en el noticiero, sonrió, pero siguió tranquilo. “Eso tiene que ser un error” y borró el mensaje, pasándolo a su bandeja de correos basura. “La DGII que resuelva con mis empleadores, yo no tengo que ver con ellos” pensó, como para justificar su descuido.

Hasta que una mañana, dadas las constantes llamadas del “call center” de la DGII, decidió apersonarse a la oficina que le habían indicado, para salir de esa necedad burocrática.

“Señor Salomón, tengo a bien informarle que, por concepto de impuesto sobre la renta dejado de pagar, usted tiene una deuda con la DGII, incluyendo recargos, de RD$130,000 que debe ser saldada inmediatamente.”

Salomón ni alcanzó a sonreír. Le parecía un chiste, una burla. “No puede ser...” intentó balbucear, hasta que fue interrumpido por el formulario, con números que él no entendía, donde se evidenciaba, en negrita, el monto total adeudado, que le entregó la recaudadora de impuestos.

La ley es dura, pero es ley

“Otro motivo más que me tiene desencantado de este país, Potrillo” me escribió, indignado, Salomón. “Yo me pregunto si la misión es que desaparezca la clase media.”

Le escuché. Luego de algunas preguntas, me quedaba claro lo ocurrido: En ambas empresas donde Salomón laboraba, su ingreso no alcanzaba los RD$35,000 mensuales. Siendo así, estaba exento de pagar el impuesto sobre la renta de forma individual.

Lo que Salomón, al igual que muchos otros desconocen, es que, en el caso de tener dos fuentes de ingresos como asalariado, el empleado (no el empleador) tiene la obligación de elegir un único agente de retención frente a la DGII que será quien hará las retenciones del impuesto sobre la renta, no por un monto aislado, sino por el ingreso total del empleado.

“En tu caso, querido amigo, lamento informarte que desde que estás ganando los RD$35,000 en ambos sitios te debieron retener RD$5,300 por concepto de impuesto sobre la renta dado tu ingreso bruto de RD$70,000. Como no lo has hecho durante todo este tiempo, te lo están cobrando, incluyendo, por lo visto, ciertos recargos y moras por lo que, en efecto, fue una evasión de impuestos.” Salomón abría y cerraba los ojos, con un ataque de ira y nervios. “Es decir que... además de tener que buscar más de RD$130,000 de un fuetazo, ¿ahora también me retendrán RD$5,300 en impuestos todos los meses? ¿RD$64,000 al año?”

Sugerencias a la DGII

Guardando el anonimato de Salomón, el caso anteriormente descrito es totalmente real. Como a mi amigo en la redacción, muchos más están recibiendo este trago amargo con un sentido de indignación, incredulidad y, francamente, perplejidad.

Esta es la ley y la DGII no está haciendo otra cosa que aplicarla. Como le corresponde, y como, aunque sea antipático hacerlo, le aplaudo. Dicho esto, me quedan tres preguntas.

¿En qué momento se concientizó, aunque sea mínimamente, al contribuyente asalariado con dos empleos de la obligación que tiene de, utilizando el formulario IR-10, designar un agente de retención único para su impuesto sobre la renta? ¿No se hubiese podido, con antelación y quizás a través de los mismos empleadores, alertar a los empleados de este mandato bajo el Código Tributario del 1992?

Siendo que la desinformación, más que la intención de defraudar al fisco, explicará la gran mayoría de estos incidentes, ¿No se habría podido lograr una implementación más organizada o por lo menos gradual, de tal forma de no atropellar las ya magras finanzas de quienes son, en definitiva, simples empleados tratando de alcanzar la elusiva “clase media”? De no ser posible eliminar las deudas del pasado, ¿podría la DGII, que para los fines también ha estado incumpliendo la ley desde el 1992 hasta la fecha (26 años), por lo menos no aplicar los recargos y moras por cobros no pagados?

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