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¿Quién paga mejor? ¿Ella o él?

Dedicado a AC, EL y HA, las mujeres de mi vida.

¿El o ella? ¿Cuál paga mejor sus préstamos? La pregunta, además de simpática y algo controversial, no deja de ser importante del punto de vista de las estrategias comerciales de nuestros bancos y hasta de las políticas públicas.

La respuesta quizás no sorprenda. Le preguntamos a nuestros seguidores en las redes de @Argentarium, y más de 500 respondieron. El 58% afirmó que la mujer, solo 13% los hombres. Es decir, casi 5 a 1 la apuesta fue a favor de las féminas.

No se equivocaron, por lo menos al considerar los hombres y mujeres que se endeudaron con la banca local entre 2012 y 2016, como vemos arriba.

Antes de profundizar, vale la pena tomar en cuenta que, según las estadísticas publicadas por la Superintendencia de Bancos, la mujer tiene una menor presencia en el crédito bancario del país.

A diciembre de 2012, primera vez para la que tenemos estadísticas disponibles por género de forma oficial, de los RD$180 mil millones canalizados como préstamos de consumo, tarjetas de crédito y préstamos hipotecarios, solo el 36% de esos pagarés fueron firmados por mujeres.

Tres años y medios después, a mayo de 2016, ese “stock” de crédito personal ascendió a RD$350 mil millones y ya ahora las mujeres van acumulando una mayor proporción: RD$143 mil millones o 41% del total prestado por bancos y asociaciones de ahorro y préstamos.

de hombres y mujeres “mala paga”

En resumen, sin importar el tipo de préstamo, ni cuál banco lo aprueba ni dónde en nuestra geografía nacional se desembolsa, nuestras mujeres, en promedio, tienden a pagar mejor que nuestros hombres.

Mientras más riesgoso el tipo de préstamo dado, más brillan ellas. Es decir, donde no hay garantías tangibles y es más fácil dejar de pagar, mayor es la diferencia en los historiales de pago por género.

Lo vemos en la primera gráfica. En el caso de las tarjetas de crédito (sean estás “Clásica” o “Gold”) es dónde más se ve la diferencia en el comportamiento de pago.

De las tarjetas otorgadas a mujeres, solo 5.5% de su volumen está en mora. ¿A los hombres? 9.2%, una diferencia de 3.7%. Cabe decir que esta diferencia se disminuye a menos de 0.4% cuando los préstamos están garantizados por vehículos, viviendas, efectivo o descuentos de nómina.

Buscamos a ver si este diferencial tenía que ver con la política o estrategia de crédito de algunos bancos en particular.

Como vemos en la segunda gráfica, enfocándonos solamente en las tarjetas de crédito, en todos los bancos analizados las mujeres tienden a ser mejor paga. En algunos, como Banesco, el diferencial es tanto como 10.3% (mora de 7.4% ellas, 17.7% ellos) y solo en dos bancos (Scotia y Caribe) el diferencial es menos del 1%.

Si acaso piensa que la diferencia es por geografía, y que los y las cibaeñas tienden a tener historiales de crédito diferentes a los y las sureñas... Se equivocará, en parte.

Segmentando la data de las tarjetas de crédito (locales) por provincia se mantiene la misma tendencia: hombres marcando moras de doble dígito y las mujeres promediando alrededor de 5%.

¿Los más “mala paga”? Parece que son tanto los hombres como las mujeres en la provincia de Santo Domingo (10.9% y 6.7%, respectivamente). Le siguen los y las deudores de La Altagracia (ellos con mora de 10.4% y ellas de 6.0%).

¿Dónde están los que tienden a pagar mejor? En la provincia Duarte (7.5% ellos, 4.8% ellas), seguida bien de cerca por los deudores de San Pedro de Macorís (7.9% ellos, 4.8% ellos).

Toca recordar que estas son estadísticas de mora relacionadas a tarjetas de crédito “Clásica” y que no son necesariamente comparables, puesto que no todas fueron aprobadas simultáneamente y, quizás, las mujeres lucen mejor paga ahora porque han tenido los plásticos por menor tiempo que los hombres.

Y Los bancos lo saben...

Vemos en la última gráfica que, exceptuando los créditos diferidos y los de financiar vehículos usados, desde 2012 se le ha prestado, en casi todos los productos, más a la mujer que al hombre.

¡Qué bueno que es así! Por lo menos hasta que alcancemos la paridad plena en el acceso al crédito entre ellos y ellas.

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