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Tu primera inversión (1/2)

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Tu primera inversión (1/2)

Eli desarrolló el hábito del ahorro desde pequeño. Lo aprendió de su madre, que le enseñó a nunca gastar más de lo que le ingresaba. “Mi hijo”, le decía, “Toca arroparse hasta donde alcance la sábana.”

Un día, barajando en la redacción, me hizo la historia. Celebré su buen manejo, y aun más el mejor ejemplo de su madre. A través de los años, siguiendo esa regla, había acumulando un cierto capital.

“¿Y como de cuánto estamos hablando, Eli?” Me compartió el monto y lo aplaudí. “¡Excelente, amigo! Me imagino que lo tienes bien invertido, para sacarle alguito, ¿verdad?”

Con cierta sorpresa, me admitió que no. “Yo no me complico mucho, Alejandro. Dejo eso en la cuenta de ahorro, lo mío es periodismo, no finanzas... Además, eso muy complicado para mi.”

“¿Pero ni siquiera en un depósito a plazo fijo o certificado financiero, Eli?”

“¿Qué es eso? He escuchado sobre los ‘plazos fijos’, pero nunca me he detenido a investigar. ¿Me lo explicas tu?”

Liquidez versus rendimiento

“Eli: Las cuentas de ahorro son excelentes para tu ‘parquear’ unos fondos hasta que decides qué hacer con ellos.”

“Las cuentas de ahorro, tienen la ventaja de que puedes acceder a tus fondos cuando quieras, de manera inmediata. Puedes hacer tus retiros en la ventanilla o el cajero electrónico de tu banco.”

“Por ejemplo, tu cuenta de nómina es una cuenta de ahorro. Sirve para tus transacciones, o para tu acumular un cierto monto hasta tanto tengas suficiente que puedes invertir, en caso de que no tengas necesidad inmediata de los fondos.”

Eli escuchaba con atención, ajustando sus lentes y arreglándose la barba con un nuevo e inesperado interés en finanzas.

“Ciértamente, Potrillo, así es que me manejo con mi cuenta de nómina. Y si, también es como dices, tengo mi ‘clavito’ ahí para manejar mi día a día, pero tengo mucho más dinero del que necesito.”

Sonriendo, le expliqué que eso no tenía nada de malo. “¡Ya quisiera mucha gente estar en tu situación! Lo único negativo es que, aunque te beneficias de mucha liquidez (es decir, que puedes disponer el dinero inmediatamente) estás dejando de ganarte un dinerito.”

“Aplataname eso”, me instruyó.

“Bien. Digamos que tienes RD$100,000 en tu cuenta de ahorro que no vas a necesitar, por lo menos durante los próximos doce años.” Asintiendo, me dijo: “Como en efecto es el caso, Alejandro.”

“Exacto. Te pregunto: ¿Cuánto te pago el banco por tener ese dinero ahí?”

“Ni idea, creo que me pagan un interés pero no estoy pendiente de eso...”

“Pues te lo adelanto: Como tu podrías retirar esos RD$100,000 en cualquier momento, te compensan con muy poco.”

“¿Como cuánto estimas?”, preguntó mi amigo de la barba canosa.

“Probablemente un 1.0%. Es decir, que durante un año te pagaron RD$1,000 (RD$100,000 multiplicado por esa tasa.)

“Algo es algo” afirmó Eli, “pero es como te dije, eso no es mucho dinero.”

“No, no lo es. Ni siquiera cubre la inflación que se generó ese año. Precisamente por eso es que quisiera que le sacaras mejor provecho a tu dinero, pasando del simple ahorro a tu siguiente paso, el de invertir a un mayor plazo.”

Proseguí: “Mira, con esos mismos RD$100,000, durante ese mismo tiempo (o plaza como también se le llama), ¡te hubiese ganado más de RD$8,000!”

“Ahora imagínate que en vez de RD$100,000, fuesen RD$500,000... En vez de ganarte RD$5,000, le sacarías más de RD$45,000... Es decir, algo más de RD$40,000 por encima que ahora.”

El primer paso para invertir

“Me abriste los ojos. Eso que dices es por cada año. Si lo multiplico por el tiempo que he dejado ese dinero ocioso ahí, es como para jondearme por la ventana...”

Sonreí con algo de picardía. En lo que Eli me explicaba, estimé su “costo de oportunidad”, o lo que él se dejó de ganar durante los últimos años. Digamos que estaba en un par de cientos de miles.

“Pasado es pasado, ya de eso no te preocupes, Eli. Lo importante es que hagas conciencia de la importancia de ser más proactivo en la gestión de tus ahorros, maximizándolos como mejor puedas.”

Eli estuvo de acuerdo. “¿Dónde es que yo haría esa inversión, Potrillo?”

“Esa es una de las bellezas, amigo. Te podrías estar ganando ese 8.0% (la tasa que generó los RD$8,000 sobre los RD$100,000)... ¡En el mismo banco donde tienes tu cuenta de ahorro!”

“¿En la misma entidad financiera?”

“Podría ser la mismita. Solo tendrías que tomar una serie de pasos, todos bien sencillitos, para poder invertir.”

“Primero, tienes que definir un propósito para tu ahorro. La razón es sencilla. De acuerdo a ese propósito definiremos el plazo durante el cual dejarás el dinero comprometido en el banco. Puede ser desde 30 días hasta 2 años, por ejemplo.”

Eli pensó un rato y me dijo: “Mira, para el año que viene quiero cambiar el carro. En lo que voy ahorrando lo que me falto, ese dinero que ahora tengo lo podríamos invertir. Digamos que 12 meses.”

“Excelente idea. Así, con los intereses que te vas a ganar en ese tiempo, podrás comprarte el carro más rápidamente.”

“La segunda decisión es saber si vas a querer que te paguen los intereses que te genera el certificado mensualmente, o si quieres capitalizarlos y reinvertirlos.”

“Explícame mejor.”

“Bien. Puedes optar por que te paguen los intereses mensualmente. Esa fuera una buena idea, por ejemplo, si quisieras complementar tus ingresos del periódico con los que te generará tu inversión.”

“Potrillo: El dinero nunca sobra, pero prefiero ‘engordar’ mi inversión. ¿A eso se refiere la capitalización?”

“¡Exactamente! Digamos que tu inversión sea RD$100,000. El primer mes se generarán, al 8.0%, unos RD$666 en intereses. Si los capitalizas, ya para el segundo mes tendrás trabajando para ti en el banco, no solo los RD$100,000, sino los RD$666 también: RD$100,666.”

“Para el tercer mes, te ganarás RD$671. RD$5 más que el anterior. Ese es el interés compuesto, cuando te pagan interés sobre interés. Genial, sobre todo cuando trabaja a tu favor como inversionista.”

“Argentarium: ¿Y cómo se si mi banco me está pagando la mejor tasa posible?”

“Muy buena pregunta.” Prometí, orgulloso de mi nuevo pupilo, responderle la semana siguiente. “¡Esa es la actitud!”

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