A ti, profesional independiente
Si estás pensando independizarte, procura construir un buen grupo de amigos y colegas que te apoyen en esta aventura
Ser un profesional independiente tiene sus bemoles. Así como valoramos nuestra libertad y flexibilidad de trabajo, también aceptamos un mayor nivel de inestabilidad y de riesgos. Momentos de vacas gordas, momentos de vacas flacas.
Nos tocará ser “multitasking” y quizás la planificación no sea nuestro fuerte. Toca enfocarnos en organizarnos de la mejor forma posible. Y como todo el negocio depende de nosotros, también toca cuidarnos aún más que siendo empleados tradicionales, pues si se nos cae la canasta, se nos rompen todos los huevos.
Si estás pensando independizarte, procura construir un buen grupo de amigos y colegas que te apoyen en esta aventura y, junto a ellos, inicia un diálogo en torno a estos nueve aspectos financieros:
¿Cuál es tu punto de equilibrio?
Determina tus costos fijos mensuales (incluyendo un ingreso mínimo para uso personal) y estima cuántas horas de servicio o entregables puedes realizar en un mes. Divide ambas cifras y tendrás una idea de cuáles deben ser tus honorarios mínimos por hora o por trabajo. Si vas a cobrar por debajo de ese mínimo, que sea por una razón estratégica y con sentido, con un horizonte limitado y definido, pues de lo contrario simplemente te estarás descapitalizando y desgastando en el tiempo.
Lleva el control de tu tiempo
Durante una quincena lleva un registro de tus horas laborales y estima cuánto tiempo dedicas: (i) frente a tus clientes facturando, (ii) en temas administrativos o financieros, (iii) buscando nuevos clientes y (iv) invirtiendo en ti, tu conocimiento y tu calidad de vida. ¿El reto? Un equilibrio entre todas estas tareas, pero concentrándote siempre en aquellas que son tu fuerte y delegando en gente de confianza las de menor valor agregado para tu ejercicio. Ej.: Contratando una iguala contable para enfocarte aún más en nuevos clientes.
Conoce las condiciones del mercado
Es buena idea que tú conozcas qué están cobrando tus pares por servicios parecidos a los que ofreces. Dependiendo de dónde estés en tu desarrollo profesional, posiciónate con inteligencia, quizás con algún descuento al principio, pero siempre con el objetivo de eventualmente poder cobrar una “prima” por tus servicios, que tendrás que distinguir del promedio de alguna forma (confiabilidad, calidad, referencias, reputación, etc.).
Separa las finanzas personales de las de tu ejercicio profesional
Fundamental. Abre una cuenta bancaria exclusivamente para a tu ejercicio profesional y otra para tus asuntos personales. NO MEZCLES LO PERSONAL CON LO PROFESIONAL. Transfiere de tu cuenta profesional a la personal el monto equivalente a tu sueldo o ingreso fijo, destinado a cubrir tus gastos del hogar o personales.
Construye tu liquidez con un buen fondo de emergencia
Considerando las características de tu ejercicio profesional, trata de estimar cuál es el periodo que pasas sin percibir al menos lo equivalente a un mes de gastos fijos. Esto te ayudará a saber de qué tamaño hacer tu fondo de emergencia. Por ejemplo, un corredor inmobiliario que logra una buena venta cada cinco meses, debería proponerse construir su fondo de emergencia o “clavito” con capacidad para cubrir cinco meses de gastos fijos. En cualquier caso, y como mínimo, la recomendación es siempre tener una reserva equivalente a tres meses de gastos fijos.
Lleva tu tablero financiero profesional
Te retamos a dar estricto seguimiento a estos siete indicadores financieros: ¿Cuál fue tu facturación mensual promedio del último año? ¿Cuál es tu caja o efectivo actual y por cuántos meses te cubriría tus costos fijos? ¿Tienes una proyección de clientes o ingresos de los próximos 3, 6 o 12 meses? ¿Cuánto dinero tienes en cuentas por cobrar y quiénes te deben? De tus costos totales, ¿cuántos son fijos y cuántos variables? ¿Cuál es la rentabilidad real de tu negocio, tomando en consideración el costo de oportunidad por no estar como empleado fijo? ¿Qué tan concentrados están tus clientes como porcentaje del total de tus ingresos?
Cotiza con inteligencia
Procura “amarrar” clientes base para que cubran tus costos fijos. Entiende bien tu proyecto antes de cotizar. ¡No te subestimes, ni te subvalúes! ¿Vas a cobrar por tiempo o por el valor que creas? Estima ambos montos y asegúrate de que tu cliente lo sepa. Crea “paquetes” o “combos” de tus servicios, para diferenciarte y resaltar frente al cliente el valor total que le estás entregando. No a todos los clientes tienes que cobrarle lo mismo. Algunos llevarán sus “primas”, otros sus descuentos. Transparenta y desglosa el por qué de tu tarifa. Lleva un inventario de tus proyectos anteriores para sacar lecciones de qué tan bien te fue con ellos y aprender para tus futuras cotizaciones.
Respeta la deuda
Si la puedes evitar, mejor. En cualquier caso, solo recurre a las deudas una vez que hayas construido algún nivel de reserva o “clavito” financiero. Recuerda que los préstamos implican una carga fija mensual adicional, asegúrate de estar lo más avanzado o confiado posible en tu ejercicio profesional antes de recurrir a los financiamientos.
No inventes con la DGII
Contrata una iguala que te ayude a llevar tus compromisos con la Dirección General de Impuestos Internos. Si quieres crecer en cantidad de clientes, si quieres dormir con tranquilidad, si quieres tener acceso al crédito en las mejores condiciones posibles (o hasta simplemente poder abrir cuentas bancarias), tener tus libros en orden es un requisito casi obligatorio. Regálate esa tranquilidad. Hay distintas opciones de organizarte frente a la DGII (como el PST o Procedimiento Simplificado Tributario), pero de que debes reportar, debes hacerlo. Un buen asesor contable o fiscal te ayudará a determinar la más conveniente para ti.