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La gran ola de la bancarización (2 de 2)

Por Alejandro Fernández W.

Analista financiero

Los dominicanos... ¿Ahorramos? Quizás por aquello de nuestro eterno pesimismo o autocrítica, tenderíamos a pensar que no lo hacemos. Que más tendemos al gasto y al despilfarro que al ahorro.

Para responder a esta pregunta retomamos el “Global Findex”, un estudio que periódicamente realiza el Banco Mundial sobre los niveles de inclusión financiera en más de 170 países.

En su más reciente entrega, publicada este año pero basada en encuestas realizadas a nivel nacional por la Gallup en el 2017, el Global Findex presenta hallazgos en torno al ahorro en la República Dominicana que no dejan de ser paradójicos.

“¿Ha ahorrado algo en el último año?” fue una de las preguntas realizadas a las personas mayores de 15 años en los países de la muestra del Global Findex.

Vemos en la primera gráfica que, después de Costa Rica y Bolivia, República Dominicana queda como el tercer país cuya población más positivamente respondió a esa pregunta: 52%, por encima del promedio mundial de 48% y aun más del 38% que promedió en la región.

Ojo: La pregunta no establece un límite o monto mínimo del ahorro realizado, solo la práctica de ahorrar en sí. Sea como fuere, y a juzgar por estos hallazgos, es evidente que algo de cultura o hábito del ahorro sí es común, por lo menos en una mayoría de los dominicanos.

¿Cuáles dominicanos ahorran?

A mayor nivel educativo, mayor la posibilidad de ahorrar para los dominicanos encuestados. El 64% de aquellos que son bachilleres ahorran, versus solamente el 43% de los que únicamente obtuvieron una educación a nivel primario.

Evidentemente, esto va de la mano de la capacidad de generación de ingresos. Precisamente el segundo factor de mayor propensión al ahorro es el estar laborando (59% de los que están trabajando).

En cambio, solo 32% de los desempleados o desocupados lograron ahorrar algo en el último año, cifra que igual no deja de ser relativamente impresionante.

Los hombres ahorran más que las mujeres: 56% versus 48%, de nuevo probablemente porque ellos tienden a generar ingresos fuera del hogar más que ellas.

¿Dónde ahorramos?

La encuesta del Banco Mundial identifica dos instituciones que pueden ser utilizadas para acumular nuestros ahorros: las instituciones financieras formales y los círculos de ahorro o “sanes” gestionados por alguien fuera del hogar.

Tanto por la vía formal como por la informal, marcamos extremadamente bien: Somos el segundo país que más utilizan ambas instituciones para el ahorro.

El 19% de los encuestados mayores de 15 años afirmó ahorrar a través de una institución financiera. Como se ve en la tercera gráfica, solo la población “tica” o de Costa Rica utiliza más esta vía (23%).

De igual forma, solo los haitianos ahorran más a través de los sanes o círculos informales, pues un 23% de nuestros vecinos afirmó utilizar ese mecanismo.

Precisamente nosotros, de este lado de la isla, somos quienes les siguen en este canal, un 19% de la población afirma utilizar el “san”, seguidos por Panamá (13%), México (13%) y Ecuador (12%).

Cabe reiterar, como destacamos en entregas anteriores, que igual proporción de dominicanos afirma haber ahorrado a través de mecanismos formales como informales, presentando esto una gran oportunidad para profundizar aún más el ahorro a través del sector bancario y, para una parte muy importante de la población (rural y pobre), las cooperativas.

De clavitos y emergencias

El ahorro debe de tener un propósito o nombre y apellido. El ahorro para enfrentar emergencias, contingencias o imprevistos, es uno de los más importantes.

Sin embargo, cuando preguntaron al dominicano sobre cómo atendería una emergencia, solo el 21% afirmó que lo haría utilizando sus propios ahorros.

En otras palabras, el ahorro fue el tercer mecanismo utilizado. Igual de importante es el apoyo recibido por familiares y amigos (22%), aunque no cabe duda que “Trabajar más” es la vía más común para enfrentar las emergencias (33%).

Observe que respondemos de forma parecida a la de nuestros pares en América Latina, con la excepción que en esos países 33% recurre a familiares y amigos para apoyo en momentos críticos. Nosotros solo 22%. ¿Por qué la diferencia?

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