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Ríos y lagos
Ríos y lagos

Ríos atribulados

Los habitantes citadinos no suelen percatarse directamente de los costos que conlleva el deterioro de los ríos

Una batalla que no estamos ganando es la de preservar nuestros ríos. Acosados por la pérdida paulatina de sus fuentes de agua, quienes recuerdan cómo eran en el pasado deploran sus disminuidos cauces actuales. Y también lamentan su alto nivel de contaminación, producto del vertido indiscriminado de desechos. Han sido víctimas del crecimiento demográfico y la urbanización que lo acompaña, al ésta avanzar más rápidamente que la capacidad de suplir servicios de alcantarillado y tratamiento de aguas residuales.

Los habitantes citadinos no suelen percatarse directamente de los costos que conlleva ese proceso de deterioro. Perciben la escasez de agua, pero la relacionan más con el comportamiento de las lluvias que con la salud de los ríos. Esto así sobre todo en la capital de la república, donde sus márgenes están asociadas en la conciencia colectiva con barrios marginados donde impera la miseria, la precariedad y la basura. No siendo los ríos capitaleños lugares de esparcimiento, pasamos raudos sobre ellos sin prestarles mayor atención.

Rescatar los ríos no es una tarea que puede hacerse con poco dinero. Es factible lograrlo, pero es necesario invertir en instalaciones, viviendas, conservación y reforestación. Toma tiempo hacerlo, y si no se les vigila posteriormente pueden volver a caer en su condición anterior.

Hay varios casos notables de rescates alrededor del mundo. Uno de los más sonados ha sido el del río Támesis, en Londres, famoso en la antigüedad por su polución extrema, siendo portador en ese entonces de numerosas enfermedades. En 1878 más de 600 personas fallecieron al naufragar el barco en que navegaban, no ahogados sino por causa de la contaminación. En 1957 se le declaró biológicamente muerto, pero ahora alberga cientos de especies de aves, peces y plantas.

Sentir reverencia por los ríos no les libra de males. Uno de los más contaminados del mundo es el Ganges, el más sagrado de la India.

gvolmar@diariolibre.com

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