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Conceptos económicos papales

Del nuevo Papa Francisco se conocen su humildad personal, su rechazo al boato y la sencillez de su comportamiento, pero sólo se puede conjeturar cuáles serán sus posiciones respecto de asuntos de tipo económico.

Su defensa de los pobres y preocupación por los desposeídos está ampliamente documentada. Se ha referido en reiteradas ocasiones al tema de la deuda social, entendida como el incumplimiento por parte de una sociedad de sus obligaciones en cuanto a la provisión de servicios y creación de oportunidades para sus estratos menos favorecidos. A ese respecto, llegó a decir una vez que para los privilegiados, sobre todo para quienes incurren en prácticas corruptas, los más pobres no cuentan. Filosóficamente, sin embargo, no comparte los principios de lo que se llamó la teología de la liberación, ni ha sido parte de estructuras sindicales o de movimientos a favor de minorías indígenas.

Dado que su relación con los gobiernos de los Kirchners ha sido muy fría, habiendo sido calificado por ellos como "el verdadero representante de la oposición", no ha tenido gran participación en los debates económicos recientes.

Una excepción fue cuando el gobierno y los empresarios agrícolas se enfrentaron por motivos fiscales y de disposición de productos, pero aún en ese caso la declaración de los obispos liderados por él fue que la solución estaba en el diálogo, y que la disputa era "un tema técnico" sobre el cual "los curas no tenemos nada que opinar, que escapa a nuestras posibilidades".

No obstante, ahora tendrá que lidiar con los problemas del banco vaticano, la curia romana y las divisiones que han afectado a la Iglesia, para lo que le servirá bien su experiencia en el manejo de conflictos como superior provincial de los jesuitas entre 1973 y 1979, durante la dictadura militar argentina.

No es un economista, definitivamente, pero sí puede ser el pastor que la Iglesia necesita.