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¿Muerde la austeridad?

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¿Muerde la austeridad?
Ben Bernanke, Jefe de la Reserva Federal.

La economía de los Estados Unidos. El marco de políticas de la Reserva Federal ha evolucionado desde la última vez que ocurrió un desmayo de verano. 

Hasta hace poco los políticos pendencieros estadounidenses mayormente resolvían sus diferencias fiscales retrasándolas. Esa táctica resultó en crisis a finales del año pasado, cuando un sinnúmero de aumentos de impuestos y recortes de gastos estaban programados para concluir. A pesar de un temor generalizado de que esos cambios presupuestarios descarrilarían una débil recuperación, en su mayoría el congreso optó por dejar que las cosas sucedieran. Las tasas de impuestos sobre la renta marginal de los ingresos más altos subió el primero del año, y - más importante aún - se permitió que expirara una disminución de la tasa de impuestos a la nómina adoptada con fines de estímulo. Otros recortes automáticos fueron demorados por unos meses, pero también se permitió que entraran en vigencia en marzo.

Desde entonces el mundo observa y espera, y se desconcertó un poco cuando enero y febrero pasaron sin que la actividad económica colapsara. Los empleadores continuaron empleando a un ritmo promedio de más de 200,000 empleos mensuales para iniciar el año. Muchos se preguntan: ¿se ha recuperado la economía estadounidense lo suficiente para absorber un déficit descendente sin mucho sufrimiento, o sencillamente saltó al acantilado fiscal pero todavía no ha mirado hacia el abismo?

Cifras recientes de la Dirección de Estadísticas Laborales sugieren que la austeridad empezó a morder en marzo. La nómina no agrícola aumentó en solo 88,000 puestos ese mes según el primer estimado: muy por debajo de las expectativas y el peor desempeño desde junio del año pasado. Si los patrones recientes se mantienen, esa cifra podría ser mejorada un poco. Sin embargo, es suficientemente baja para merecer preocupación. El empleo gubernamental restó 7,000 de la cifra de 95,000 de creación de empleo en el sector privado. En una posible señal del impacto del aumento de la nómina, el empleo minorista disminuyó en 24,000, y el aumento del empleo en el sector para enero y febrero fue revisado para reducirlos.

Señales de debilidad salpican el informe de empleos. Aun cuando la tasa de desempleo disminuyó a 7.6% eso se debió a la salida de trabajadores de la fuerza de trabajo. El empleo en la "encuesta de hogares", de la cual se obtiene la tasa de desempleo, también disminuyó, al igual que la tasa de participación de la fuerza de trabajo y la relación empleo-población (ambos de los cuales se desempeñaron pobremente durante todo el año pasado a pesar de un crecimiento bastante bueno de la nómina). Habrá mucha preocupación de que lo peor está aún por suceder, tomando en cuenta que los recortes presupuestarios de marzo apenas aparecen en este informe. No hay dudas de que surgirán los temores de que por cuarto año consecutivo la economía habrá iniciado el año fuertemente para luego caer en un desmayo de verano.

Hay buenas razones también para no reaccionar exageradamente ante el informe. La probabilidad de que habrá revisiones es una. A pesar de que otros indicadores económicos apuntan a una ligera ralentización en el crecimiento económico en marzo, pocos sugieren que la recuperación se vaya a detener de golpe, y algunos son bastante alcistas. A pesar de que la ralentización en el empleo en marzo tuvo una amplia base, continúa habiendo señales alentadoras de un aumento en el empleo en la construcción asociado con el rebote en las viviendas. Las horas trabajadas y las ganancias por hora subieron.

A pesar de que uno podría esperar que las señales de ralentización en el empleo influenciaran las discusiones sobre el presupuesto en Washington, es poco probable que surjan nuevos estímulos fiscales.

Sin embargo, la buena noticia es que el marco de políticas de la Reserva Federal ha evolucionado desde la última vez que ocurrió un desmayo de verano. El plan del Fed de compra de activos de capital variable y el umbral económico para el aumento de tasas significa que cuando las malas noticias atacan la política automáticamente se espera que sea acomodaticia por más tiempo. Comentarios recientes de funcionarios del Fed indican que un crecimiento sostenido y bueno del empleo podría conducir a que QE3 (Ronda 3 de la flexibilización cuantitativa) sea reducida para finales del verano; este informe ha hecho eso mucho menos probable.

Y en cierta forma, el informe sencillamente devuelve las expectativas a donde estaban a principios de año, cuando se anticipaba que la política fiscal haría significativamente más lento el crecimiento en la primera mitad del año pero que permitiría una mejoría más tarde. Si números sorprendentemente buenos condujeron a algunos a creer que la economía estadounidense podía descartar los recortes sin sufrir ningún impacto, entonces quizás fueron demasiado optimistas. Esperemos que solo un poco.

El plan de la Reserva Federal de compra de activos de capital variable y el umbral económico para el aumento de tasas significa que cuando las malas noticias atacan la política automáticamente se espera que sea acomodaticia por más tiempo. 

© 2012 The Economist Newspaper Limited. All rights reserved. De The Economist, traducido por Diario Libre y publicado bajo licencia. El artículo original en inglés puede ser encontrado en www.economist.com