Petrocaribe sin Chávez

Anticipar lo que ocurrirá con Petrocaribe en el futuro, es como tratar de adivinar si la República Dominicana será afectada por algún terremoto dentro de dos, tres o más años. Hacerlo implicaría precisamente esos tres elementos: terremoto, plazo y adivinanza.

Sería un terremoto para nuestra economía que Petrocaribe fuese suspendido. Se podría creer que el gobierno sería el más afectado, porque la población paga los combustibles que consume, y es el gobierno el que se beneficia del crédito. Pero pensar de ese modo sería ilusorio, pues si el gobierno tuviera que pagar, tendría entonces que aumentar los impuestos o recortar los subsidios a la electricidad y otros gastos, lo que recaería sobre la población de todos modos.

Y, peor aún, implicaría un desembolso de dólares que haría depreciar el peso y aumentar la tasa de inflación, afectando el nivel de vida y los presupuestos familiares.

Aunque sobreviviríamos al terremoto, quedaríamos bastante maltrechos.

Luce que ocurriría, en todo caso, a mediano plazo y no inmediatamente. Todo indica que el vicepresidente y candidato escogido por Chávez como su sucesor ganará las elecciones que se celebrarán próximamente, y creemos que se cuidará de no desmontar rápidamente los programas que Chávez puso en marcha.

Pero sería también una adivinanza. Hay que considerar que Venezuela enfrenta una serie de graves problemas económicos propios. Como suele suceder con gobiernos populistas, es más fácil otorgar subsidios que aumentar la producción, y Venezuela padece de serias carencias de electricidad, alimentos e inversiones reproductivas. En algún momento, los venezolanos se plantearán hasta qué punto seguir usando su petróleo para ayudarnos, a nosotros y a otros. Los programas internos de subsidios allá probablemente continuarán, pero no sabemos qué tanto apoyo seguirán teniendo en la opinión pública los programas de solidaridad internacional que Chávez impulsó.

Gustavo Volmar