Compartir
Secciones
Podcasts
Última Hora
Encuestas
Servicios
Plaza Libre
Efemérides
Cumpleaños
RSS
Horóscopos
Crucigrama
Más
Contáctanos
Sobre Diario Libre
Aviso Legal
Versión Impresa
versión impresa
Redes Sociales
economia

Visión del año próximo

Uno de los indicadores más importantes de las perspectivas económicas de un país radica en la forma como empresarios y consumidores ven el futuro.

Su trascendencia como indicador se impuso a nivel mundial con el triunfo del sistema capitalista sobre el socialismo, pues era menos relevante en las economías en que el gobierno controlaba qué artículos producir y a qué precio venderlos.

Al colapsar la planificación central bajo el peso de sus ineficiencias, las decisiones quedaron en manos de individuos y compañías que actúan según sus propias conveniencias, aún en China donde se conserva la propiedad estatal, municipal y militar de muchos complejos, pero ha declinado la dirección centralizada de sus actividades.

En la República Dominicana actualmente, a pesar de los esfuerzos del gobierno por cambiar esa percepción, persiste una sensación de que lo que se avecina no será bueno. Apretarse el cinturón, aceptar la austeridad, reducir gastos, aplicar impuestos, pagar más por la energía y cosas como ésas dan pie a la idea de que tiempos difíciles están a la vuelta de la esquina. Que habrá que sufrir las consecuencias de los excesos anteriores y que sentiremos la resaca con mayor intensidad luego del término de las fiestas navideñas.

Es inevitable que esa percepción incida sobre las decisiones de inversión de las empresas y sobre el gasto de los consumidores. Las empresas suelen reaccionar primero, reduciendo sus planes de expansión y postergando el inicio de nuevos proyectos. Los individuos reaccionan después, frente a los mayores gastos y dificultades de conseguir empleos o aumentos salariales.

El proceso es acumulativo y tiende a deprimir el crecimiento de la economía.

Pero aunque la aprensión suele acompañar a los procesos de ajuste, es importante tener en cuenta que las expectativas se pueden cambiar, y que así como el pesimismo se auto refuerza, el optimismo también es contagioso.