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Cambio de opinión pública en Rusia indica problemas para Putin

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Cambio de opinión pública en Rusia indica problemas para Putin
Vladimir Putin, presidente ruso. (FOTO DE ARCHIVO.)

Por Kathrin Hille

El público descontento ya no parece estar dispuesto a anteponer el patriotismo a su bienestar

Han pasado menos de cinco meses desde que los votantes rusos reeligieron a Vladimir Putin con la mayor cantidad de votos para cualquier presidente desde la caída de la Unión Soviética.

Si ese resultado parecía indicar un apoyo entusiasta de las políticas de Putin, ahora parece que la gente ha cambiado de opinión. Una serie de encuestas de opinión publicadas en el curso de la semana pasada sugieren que los rusos están hartos de odiar al Occidente, no están de acuerdo con la dirección del país y están listos para protestar.

Si este sentimiento se solidifica, el Sr. Putin tiene motivos para preocuparse. Equivale a un rechazo de todo lo que caracterizó su último mandato: anteponer el patriotismo a los intereses económicos personales; fomentar una mentalidad de fortaleza sitiada para rechazar los valores occidentales; y vilipendiar a quienes se atrevieran a desafiar su curso.

En una encuesta realizada por el encuestador independiente Levada a mediados de julio, más personas vieron a EEUU de forma positiva que negativa por primera vez desde diciembre de 2013, la víspera del conflicto de Rusia con Ucrania que desencadenó la total desavenencia entre Moscú y el Occidente. El cambio ocurrió repentinamente: la proporción de personas con sentimientos positivos se duplicó de 21 por ciento en mayo a 43 por ciento el mes pasado.

Los rusos también quieren reconciliarse con los europeos: la proporción de personas con sentimientos negativos hacia la UE cayó de 55 por ciento a 38 por ciento en los últimos dos meses.

Es posible que La Copa Mundial haya desempeñado un papel importante en este cambio. Millones de rusos disfrutaron de las amistades que establecieron con aficionados de todo el mundo, un respiro sorpresivo de las guerras de propaganda de los últimos cuatro años.

Moscú ha sugerido incrementar el diálogo con el Occidente en los últimos meses. Pero puede tener dificultades para mejorar las relaciones de manera significativa dada la alarma del público occidental sobre las aventuras militares de Rusia en Ucrania y Siria, los supuestos intentos de socavar las democracias occidentales y los incidentes como el envenenamiento de Skripal.

Cuando le preguntaron a un ex funcionario del Kremlin cuánto tiempo tardaría para que Rusia arreglara las relaciones con EEUU, respondió simplemente, "un siglo".

Pero el significativo cambio de la opinión pública en Rusia es una indicación de que el Kremlin necesita actuar ahora. Por primera vez desde febrero de 2014, cuando Moscú anexó Crimea, menos de 50 por ciento de los encuestados consideran que las cosas en Rusia se están moviendo en la dirección correcta, según otra encuesta de Levada. Y los rusos — normalmente reacios a iniciar protestas — repentinamente parecen dispuestos a tomar las calles: 41 por ciento de los encuestados entrevistados por Levada el mes pasado dijeron que consideraban que las protestas por problemas económicos serían probables, y 28 por ciento de ellos dijeron que participarían, en comparación a 17 por ciento y 8 por ciento, respectivamente, en marzo.

El claro desencadenante es la furia sobre el plan del gobierno para elevar la edad de jubilación, lo que ha provocado miles de protestas este mes y el mes pasado. Pero el hecho de que el sentimiento de protesta parece ir más allá de las pensiones es aún más preocupante para el Kremlin. El número de entrevistados dispuestos a iniciar protestas políticas aumentó casi cuatro veces en los últimos tres meses a 23 por ciento.

Los sociólogos rusos han creído por mucho tiempo que las protestas políticas a gran escala, vistas por última vez en 2012, podrían reanudarse una vez que el país saliera de la recesión y las preocupaciones económicas ya no distrajeran a las clases medias de las aspiraciones políticas a largo plazo. Ese momento puede haber llegado. El sentimiento de protesta medido en julio es el más alto desde que el Sr. Putin asumió el poder en 2000.

El presidente parece estar consciente de esto. La retórica de su nuevo mandato ha incluido más mensajes sobre cómo se puede mejorar la calidad de vida de los rusos y modernizar el país, y menos sobre la dignidad y el poder nacional. Pero queda por verse si esto es suficiente para satisfacer al público.

Según Levada, la popularidad del Sr. Putin ha alcanzado su punto más bajo desde 2013, ya que 32 por ciento de los entrevistados dijeron que no lo apoyaban. Si esa tendencia continúa, los rusos tal vez decidan que en lugar de "Putin 4.0", prefieren no tener a Putin en absoluto.

Copyright The Financial Times Limited 2018

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