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Reino Unido camina dormido hacia un Brexit caótico

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Reino Unido camina dormido hacia un Brexit caótico
Brexit. (FOTO SHUTTERSTOCK )

La probabilidad de que no haya acuerdo alguno es ahora incluso mayor que antes de la elección.

Theresa May prometió fortaleza y estabilidad. Ella ha logrado lo contrario. Sería gracioso si no fuera tan grave. Donald Trump está obsesionado con la idea de que el mundo se está riendo de EEUU. En el caso del Reino Unido, tiene que ser cierto: David Cameron inició un innecesario referéndum sobre la adhesión a la UE; su sucesora, la Sra. May, continúa por el mismo camino destruyendo su posición política. El país se ve ridículo. Las elecciones generales también han aumentado la probabilidad de que no haya “ningún acuerdo”. Contrariamente a la idea de que “ningún acuerdo es mejor que un mal acuerdo”, esto representaría una calamidad, para ambas partes.

La ironía de la elección es que el 42.4 por ciento de votos del Partido Conservador representó su proporción más alta desde 1983. También fue más alta que el promedio mensual de las encuestas durante casi todo el último parlamento. Lo inesperado fue la capacidad del Partido Laboral — liderado por Jeremy Corbyn, el perpetuo rebelde — para exprimir a los partidos menores, cuya porción de la votación cayó a su nivel más bajo desde 1970.

La primera ministra ha perdido su mayoría y su autoridad. Como señaló el excanciller George Osborne es una “muerta que camina”. La Sra. May ahora se apoya en el irritable Partido Unionista Democrático. También ha desperdiciado ya un octavo del tiempo disponible después de activar el artículo 50 del tratado de la Unión Europea (UE). A ella prácticamente se le imposibilitará acordar y posteriormente legislar a tiempo los compromisos necesarios con la UE, si logra algo siquiera. Entre los más importantes compromisos se hallan el pago de enormes cantidades de dinero y el acuerdo de respetar los derechos existentes de los ciudadanos de la UE dentro del Reino Unido. Sin embargo, aparte de tomar tiempo, otras elecciones pudieran no resolver nada. Pudieran resultar en otro parlamento en desacuerdo. El Reino Unido se encuentra en medio de un lío espectacular.

La obsesión acerca de la adhesión a la UE de una facción de la derecha, combinada con la irresponsabilidad del Sr. Cameron — posiblemente el peor primer ministro en la historia del Reino Unido — han conducido al país a una crisis. La probabilidad de que no haya acuerdo alguno es ahora mayor que antes de las elecciones, ya que un acuerdo depende de aceptar los términos de divorcio de la UE. No existe razón para suponer que el comercio de bienes y servicios o que la aviación vayan a fluir, y mucho menos sin problemas, después de una salida tan desordenada. Organizar el comercio después de la salida requerirá cooperación y preparación. Bajo la condición de “ningún acuerdo”, el Reino Unido no puede esperar nada de lo anterior de la UE, la cual lo considerará un criminal, un país que ha repudiado sus obligaciones. Eso, después de todo, es lo que significa “ningún acuerdo”.

Reducir el país a tal relación con sus eternos vecinos y principales socios comerciales sería una locura. Pero eso fue lo que arriesgó el referéndum, y lo que todavía sigue arriesgando. Entre los muchos defectos estuvo el no haber adecuadamente especificado las alternativas. No existe elección binaria entre ‘permanecer’ y ‘salir’. Existe una posible opción entre ‘permanecer’ y muchas para ‘salir’. Bajo un acuerdo con la UE, estas alternativas pudieran ir desde las más suaves (adhesión permanente al mercado único y a la unión aduanera); a las más duras (ningún acuerdo pos-Brexit); o incluso hasta las caóticas (ningún acuerdo en lo absoluto). Dado lo cercano que fue el resultado, el ‘permanecer’ casi seguramente habría derrotado cualquier versión específica sobre el Brexit en una votación de dos alternativas. Sin embargo, al fin y al cabo, el Reino Unido sólo puede tener una versión específica del Brexit. Es por esa razón que es democráticamente legítimo exigir otro referéndum entre ‘permanecer’ y la versión negociada del Brexit (si existe siquiera). Desafortunadamente, pudiera ser difícil que el Reino Unido retirara su solicitud de salida.

Este insensato proceso ha puesto al Reino Unido en el camino hacia una salida caótica. El Reino Unido durante mucho tiempo ha querido dividir Europa. Ahora está uniéndola, pero en contra de sí mismo. Eso constituye un desastre estratégico. Además, por sí solo, su influencia es limitada. Ya se encuentra inhibido en sus relaciones con EEUU bajo el Sr. Trump, por temor a represalias. En los acuerdos comerciales que importarán — con EEUU, China, India o la propia UE — el Reino Unido será un débil país suplicante. Tendrá que aceptar lo que socios más poderosos demanden.

Harold Macmillan le hizo seguimiento a su aceptación del final de la Gran Bretaña imperial con una solicitud para unirse a la entonces Comunidad Económica Europea en 1961 por buenas razones económicas y políticas. Él comprendió que el interés estratégico del Reino Unido se había convertido en ser parte de una Europa sólida. La mejor opción para el Reino Unido sigue siendo permanecer dentro de la UE. Todas las alternativas son mucho peores. Actualmente algunas personas esperan que el país pueda permanecer dentro del mercado único y de la unión aduanera, disfrutando al menos de los beneficios económicos de la adhesión. Pero eso significa aceptar tanto la libre circulación como las regulaciones sobre las cuales no tendría voz ni voto. Esto resultaría en casi todas las desventajas percibidas de la adhesión a la UE, sin ninguno de los beneficios. Sería políticamente intolerable. Por lo tanto, el Reino Unido se ha quedado ahora buscando opciones políticamente más tolerables, pero económicamente mucho peores, que la adhesión plena.

La opción menos mala probablemente sería aceptar prácticamente todas las cláusulas de divorcio de la UE, más un largo período de transición dentro del mercado único y de la unión aduanera después de 2019, seguido de un acuerdo de libre comercio lo más completo posible. Esto sería peor que continuar la membresía. Pero sería relativamente manejable. Desafortunadamente, alcanzar y poner en práctica tal acuerdo, en el limitado tiempo disponible, también requiere un gobierno sólido, estable y sensato. Eso no es lo que tiene el Reino Unido o que parezca probable que llegue a tener.

Una inútil insensatez ha puesto al país entre la espada de la UE y la pared de un Brexit muy duro. “Ningún Brexit” continúa siendo mucho mejor que las alternativas. El estatus de paria de no tener “ningún acuerdo” sería mucho peor que cualquier otro acuerdo. Pero un mal trato, o ninguno, es lo que le espera al Reino Unido. Los conservadores son en gran parte culpables. Los votantes se enfurecerán cuando se den cuenta. El ‘ajuste de cuentas’ será desagradable.

Por Martin Wolf (c) 2017 The Financial Times Ltd. All rights reserved

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