Academia tecnológica

El mejor apoyo que los países en vías de desarrollo pueden recibir es aquel que les permite acceder a los avances en la ciencia y la tecnología. La ayuda, en forma de donaciones de alimentos, ropa, medicamentos, vehículos y otros artículos, puede ser sin duda muy valiosa en determinadas circunstancias, pero es la mejora y ampliación de la capacidad productiva de la población la que tiene mayor trascendencia.

Aun las inversiones en equipos tendrían un impacto limitado, de no ser acompañadas por el entrenamiento del personal requerido para su operación. La firma surcoreana Samsung lo ha entendido así y está dando pasos en ese sentido, aunque lamentablemente no en la República Dominicana, donde sus productos, especialmente los teléfonos y los aparatos electrodomésticos, son muy conocidos y apreciados.

En Irán, a pesar de ser considerado por los EEUU como un país promotor del terrorismo, Samsung ha establecido una academia de ingeniería, en la que unos 7,200 jóvenes han ingresado. De ellos, 1,400 ya han recibido su certificado y entrado en el mercado laboral. El objetivo del programa es proveer entrenamiento en la instalación y reparación de equipos del hogar, acondicionadores de aire, dispositivos multimedia, tabletas y teléfonos celulares. Auspicia además concursos en los que los participantes compiten por premios con base en las destrezas adquiridas.

La academia, conocida como Centro Tecnológico Samsung-AUT, es fruto de un acuerdo entre la empresa y la Universidad Tecnológica AmirKabir. Aparte de su función educativa, el centro procura promover la investigación técnica y el desarrollo de proyectos innovadores en sectores como la salud, la energía y el medio ambiente. Desde el ángulo de la compañía, el programa fortalece su posición competitiva en un país cuya economía tiene un gran potencial de desarrollo, y cuya influencia regional está en aumento, tanto en Siria como en Irak, Yemen y el Líbano.

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Gustavo Volmar