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Advertencia para el futuro

Era evidente que ni el gobierno dominicano, ni los de Panamá y El Salvador, iban a echar atrás sus decisiones de poner fin a sus relaciones diplomáticas con Taiwán y reconocer a China. Tampoco lo han hecho ninguno de los demás países del mundo, prácticamente todos excepto unos pocos, que en algún momento decidieron hacer lo mismo. Consideraciones estratégicas de gran envergadura les convencieron de que valía la pena someterse al requisito impuesto por China de que para relacionarse con ella había que romper con Taiwán, y hasta ahora ninguno ha cambiado de opinión.

Pero si no era razonable creer que nuestro gobierno iba a revertir su decisión, la llamada a consultas de la embajadora estadounidense debe haber tenido otro objetivo. Pudiera ser que fuese para disuadir a otros países de hacer lo mismo, dado que en el continente quedan Guatemala, Honduras, Haití, Belice, Nicaragua, Paraguay y algunas pequeñas islas del Caribe. Ya que en lo que va del presente gobierno estadounidense tres países de la región han cambiado de bando, se observa una aceleración del proceso de abandono de Taiwán que los EEUU pueden desear detener. En ese caso, si el objetivo es impedir que siga el éxodo, la llamada a consultas no debería tener mayores consecuencias sobre nuestra economía.

Pero también puede suceder que el propósito haya sido que la llamada sirva como advertencia a futuro, en cuanto a las vinculaciones que podamos querer establecer con los chinos. Una cosa es el regalo de bodas que aguardamos recibir por nuestra decisión, quizás un cuantioso financiamiento o alguna importante obra de infraestructura. Pero otra cosa distinta es lo que hagamos en lo adelante, en términos de explotación de recursos naturales, facilidades a empresas chinas, proyectos conjuntos de largo plazo o iniciativas de convergencia económica. Todo eso incide en la confrontación global entre China y los EEUU por ampliar sus respectivas áreas de influencia.

gvolmar@diariolibre.com