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Auge del lujo

Los vehículos de motor son un símbolo de estatus en prácticamente todo el mundo

Hace algunos años un extranjero que visitaba nuestro país expresó que no le sorprendía que la mayoría de los dominicanos fuéramos pobres, pues la riqueza que hubiéramos podido acumular andaba rodando por las calles.

Se refería él a la gran cantidad de automóviles y otros vehículos personales en circulación debido a la precariedad del transporte colectivo, especialmente aquellos de alto precio y uso recreativo que no participaban en actividades vinculadas a la producción de bienes y servicios. Deploraba que una parte significativa de nuestras usualmente limitadas tenencias de divisas se utilizaran para importarlos, y consideraba irracional el elevado número de marcas y modelos mercadeados aquí, con su secuela de requisitos de piezas y de talleres de mantenimiento, muchos de ellos incapaces de proveer un servicio adecuado.

La realidad, sin embargo, es que desde hace décadas los vehículos de motor son un símbolo de estatus en prácticamente todo el mundo. El propio contenido de la promoción de algunas marcas hace uso de esa característica para atraer compradores, a quienes se describe el vehículo como una justa recompensa por los esfuerzos que han llevado a cabo y por los triunfos que han alcanzado.

Hoy en día, por las aún bajas tasas de interés, la recuperación económica y los índices bursátiles inflados, las ventas a nivel global de vehículos de lujo están en auge. Según cifras de Bloomberg, mientras en los últimos cinco años el mercado mundial de vehículos creció en un 23%, el de los cinco principales fabricantes de vehículos de lujo, cuyo precio excede los US$200,000, aumentó en un 51%. Esos cinco productores son Ferrari, McLaren, Lamborghini, Bentley y Rolls-Royce. El liderazgo lo tiene Bentley, seguido por Ferrari.

El auge de los vehículos de lujo se corresponde con la mayor concentración de la riqueza, fomentada por las políticas monetarias guiadas por los índices de precio de las acciones en los mercados financieros.