Aumentos de primas

En los casos de catástrofes, los pagos que las aseguradoras efectúan por las reclamaciones que les son presentadas guardan cierto parecido con el maná bíblico del Éxodo, en cuanto a que los beneficiarios no conocen realmente su procedencia. Saben, por supuesto, que están asegurados con la compañía a la que pagan las primas, pero no tienen que estar al tanto de quién está efectivamente asumiendo el gasto de las reclamaciones. Cuando de riesgos catastróficos se trata, un entramado de acuerdos y reaseguros suele distribuir las pérdidas entre varias entidades.

No hay que olvidar, sin embargo, que al fin y al cabo el seguro es un negocio. Las aseguradoras pueden tener años malos, con muchas reclamaciones que les hagan perder dinero, pero tratarán de resarcirse en años posteriores. Asistidos por sus tablas de probabilidades, esperarán que la anormal incidencia de siniestros en ese año no se repita de inmediato, pero también revisarán las primas que cobran por la cobertura que ofrecen.

A muchos asegurados extraña que las primas que deberán pagar aumenten aun cuando ellos no hayan presentado reclamaciones el año anterior. De hecho, en casos de desastres provocados por huracanes o terremotos puede ser que las primas suban aunque el país no haya sido impactado directamente. Esto sucede porque las aseguradoras no pueden compensar sus pérdidas elevando las primas sólo en los lugares afectados, cuya economía es usualmente dejada muy maltrecha. Adoptan, en cambio, un enfoque regional que les permite esparcir las pérdidas y moderar el alza.

El incremento de las primas no siempre ocurre, pues las pérdidas pueden mantenerse dentro de los niveles previstos. Pero en este año, con dos grandes terremotos en México y con Harvey, Irma y María, es muy posible que haya aumentos en las renovaciones. Para nuestras empresas será un costo adicional, y una salida de divisas para el país por la porción reasegurada en el extranjero.

Gustavo Volmar