Auspicio para el gas

En la República Dominicana más de la mitad de los automóviles de transporte público utilizan gas propano como combustible, la mayor parte de ellos modificados para ese propósito mediante instalaciones de conversión. En los EEUU se calcula existen unos 200,000 vehículos que cuentan con sistemas certificados para usar gas propano, pero muchos de ellos corresponden a autobuses escolares, transportes ligeros de carga y vehículos policiales o municipales. A nivel mundial, cerca de 17 millones de vehículos lo usan, siendo su cuota de mercado de apenas un 3% del total. En Turquía, el 40% de todos los vehículos de pasajeros lo emplea.

Motores diseñados especialmente se utilizan en equipos pesados como barredores de calles y removedores de nieve o escombros. Algunos vehículos sólo usan gas propano, pero muchos otros pueden operar también con gasolina. A pesar de que el gas propano es también un combustible fósil, no renovable, los ecologistas lo prefieren al diésel o la gasolina por ser menos contaminante. Por el carácter gaseoso de la mezcla, en climas fríos es más confiable que los combustibles líquidos, siendo equivalente en términos de aceleración y rango de distancia a recorrer. Un inconveniente es el tanque de almacenamiento, por razones de peso y tamaño. Y otro es el rendimiento, pues aunque tiene mayor octanaje, un galón de propano puede generar un 27% menos de energía que uno de gasolina.

Pero aquí el menor rendimiento por galón no es un obstáculo, pues el gobierno dominicano se encargó de promover su uso concediéndole un tratamiento impositivo diferenciado mucho más favorable que el aplicado al diésel o la gasolina. Y lo más interesante es que dicho tratamiento no fue concebido originalmente con esa finalidad, sino para desalentar el uso de carbón en los hogares y mitigar la deforestación. Ahora resulta que se ha variado de modo artificial la rentabilidad relativa del combustible en el transporte.

Gustavo Volmar