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Clave de supervivencia

Hace 17 años la firma Sandler O’Neill perdía a 66 de sus 171 empleados

y socios, incluido su fundador

Un día como hoy, hace 17 años, los empleados de Sandler O’Neill empezaron su jornada de trabajo como acostumbraban hacerlo. La firma, un banco de inversión establecido en 1988, tenía un total de 171 personas en su nómina, y desde 1993 su sede principal estaba ubicada en el piso 104 de una de las dos torres del Centro de Comercio Mundial en la ciudad de Nueva York. Pocas horas después, 66 de esos 171 empleados y socios había fallecido, incluyendo Herman Sandler, uno de los ejecutivos procedentes de la firma Bear Stearns que habían fundado la compañía.

Después de la catástrofe, los pronósticos acerca de la supervivencia de la empresa no eran optimistas. Habiendo perdido de un golpe la tercera parte de sus recursos humanos, los que en su caso eran la pieza fundamental de su negocio, y con perspectivas de que la economía estadounidense cayera en recesión, no lucía probable que pudiera superar un impacto de tal magnitud. Cuando lo que se pierde en un siniestro son equipos, maquinarias, edificaciones o inventarios, las pólizas de seguro pueden cubrir los daños, reponer los activos y compensar por las operaciones que se dejan de llevar a cabo, haciendo viable que la compañía retorne a la normalidad. Las pérdidas humanas de conocimiento, relaciones y experiencia, sin embargo, aun cuando estén incluidas en las pólizas, pueden ser muy difíciles de reparar ante un acontecimiento adverso tan masivo.

Sorprendentemente, la empresa sobrevivió al desastre. Hoy cuenta con más de 300 personas y tiene oficinas en Nueva York, Atlanta, Boston, Memphis, Chicago y San Francisco. Las acciones de la empresa no son vendidas públicamente. Y goza de gran reputación en el sector de adquisiciones y fusiones bancarias.

La clave de su inesperada recuperación fue la actitud de los empleados que tuvieron la suerte de no estar entre las víctimas. Decidieron seguir adelante, contactaron los clientes y procuraron dar continuidad al servicio.

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