Comienza el 2018

Luego de las festividades navideñas, y de la resaca resultante de los gastos y los tragos, damos inicio a un nuevo año en el que esperamos lograr varias metas, recorrer otros caminos o superar algunas adversidades. En el plano económico se anticipa que el esquema vigente continuará sin mayores cambios. Las presiones fiscales proseguirán, atenuadas por las posibilidades que ofrece el buen crédito de que el país disfruta. Puede que sea además el año en que entren en operación las plantas de carbón de Punta Catalina, poniendo a prueba la idoneidad de la red de transmisión y la disposición real de las autoridades para cobrar la energía.

No hay razón para creer que el Banco Central modificará su línea de defensa de la estabilidad, vía el monitoreo diligente del comportamiento de la tasa de cambio. No parece que variará una política que ha fomentado expectativas estabilizadoras, hasta el punto de que la inflación, tradicional dolor de cabeza para las familias y detonante de más de una crisis social, no figura ahora entre las principales preocupaciones de la ciudadanía, siendo superada por otras como la criminalidad y la salud.

La recuperación económica de los EE.UU., nuestro socio comercial más importante, así como la de la Unión Europea, mejoran las perspectivas del sector exportador. El turismo seguirá siendo el segmento más dinámico, siempre que no sucedan eventos imprevistos en el clima, la salud o la seguridad. No aparenta haber amenazas a la continuidad del acuerdo DR-Cafta, dado el superávit comercial del que los EE.UU. disfrutan, pero para nosotros persiste el reto de aprovecharlo mejor que como lo hemos hecho.

El precio del petróleo permanecerá como una incógnita que gravita sobre nuestro crecimiento económico, el cual, aunque menos acelerado, seguirá entre los más destacados de la región. En cuanto al medio ambiente, no se vislumbran avances significativos. Y Haití seguirá en lo mismo de siempre.

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Gustavo Volmar