Determinantes laborales

Conseguir el primer empleo, esa especie de rito de iniciación por el que las personas pasan en algún momento de sus vidas, puede ser una experiencia agradable y estimulante, o traumática y desesperante. En desventaja frente a quienes tienen un historial laboral acumulado, a los nuevos aspirantes les cae bien cualquier ayuda que puedan recibir.

El asunto no es trivial. Según un estudio de la Organización Mundial del Trabajo, el tipo y las condiciones del primer empleo influyen poderosamente sobre el curso laboral futuro. Casi un 50% de las diferencias en empleos subsiguientes puede explicarse por diferencias arrastradas desde la primera contratación.

Los determinantes de la calidad del primer empleo incluyen elementos externos que los solicitantes tienden a atribuir a la suerte. Entre ellos figuran el estado de la economía, la coincidencia con planes de expansión de la empresa, o la ocurrencia de vacantes inesperadas. Otros determinantes son más específicos, como el nivel de educación, la capacidad de expresión, el género, la apariencia, las conexiones familiares, la clase social y la actitud. Programas y medidas estatales buscan influir sobre esos determinantes y compensar el componente de desigualdad que en mayor o menor grado suele existir.

La OIT identifica cuatro categorías de iniciativas gubernamentales. Ellas son entrenamiento y certificación de competencias, subsidios a la contratación, pasantías y esquemas temporales de trabajo. Un resultado revelador es que esas iniciativas no son una solución a la informalidad económica, cuyas causas son más complejas y requiere de enfoques más amplios.

El estudio señala que en América Latina los regímenes laborales especiales para el primer empleo han sido poco exitosos.

Gustavo Volmar